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miércoles, 16 de septiembre de 2015

Yemen Guerra Silenciada

Yemen sufre desde hace cinco meses una cruenta guerra en su territorio. Una guerra entre la población civil y milicias huties, por un lado, y el Gobierno titere de Arabia Saudi, por otro. Para intentar mantener a este gobierno, que ya aplastó en sangre algunas protestas en el pasado, los países del Golfo: Arabia Saudi, Qatar y Emiratos Arabes están bombardeado, día y noche, a la población civil.
Bombardeos indiscriminados que cuentan con el visto bueno de Estados Unidos, Israel y Occidente, que miran para otro lado, cuando en otros países, un simple o supuesto bombardeo (que resultó falso) derivó en una intervención militar (Libia)
Amnistía Internacional y HRW, muy preocupadas cuando se trata de Venezuela, apenas hablan de esto (y si lo hacen es con la boca pequeña). Y muchos periodistas españoles callan ante esta masacre y miran para otro lado, porque claro, cuando parte de los accionistas son qatarís (como pasa con EL PAIS o Público) pues mejor mirar a otra parte. Muchos callan y silencian un conflicto con más de 5000 muertos y UN MILLON DE REFUGIADOS.
Por ello, el próximo sábado, a las 19h hora española lanzaremos en Twitter ‪#‎YemenGuerraSilenciada‬
- Para denunciar la masacre cometida
- Para denunciar la sangría de Arabia Saudi y Qatar, aliados de nuestro país
- Para retratar la hipocresía de ciertos periodistas que callan antes GRAVES VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS.
- Para denunciar la hipocresía de entidades como Amnistía Internacional, cuya jefa en EEUU es amiga de Clinton y que solo denuncia aquello que le interesa a sus "amigos" y patrocinadores
COMPARTE DIFUNDE: SÁBADO 19. 19 HORAS.
#YemenGuerraSilenciada (No tuitear hasta ese momento)
Comparte, envia por DM, difunde, socializa.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Industria de la mentira y guerra imperialista

Industria de la mentira y guerra imperialista


por Domenico Losurdo(*)
(*)Profesor de Historia de la Filosofía en laUniversidad de Urbino (Italia). Dirige, desde 1988, laInternationale Gesellschaft Hegel-Marx für Dialektisches Denken y es miembro fundador de laAssociazione Marx XXIesimo secolo. Último libro publicado:La non-violenza, Una storia fuori dal mito (Laterza, 2010).

Solía decir Joseph Goebbels que es más fácil que la gente se trague una mentira enorme que una pequeña. Es un principio que la CIA ha venido aplicando durante los últimos años con el invento de masacres falsas que justifican guerras. El filósofo Domenico Losurdo analiza la facilidad sorprendente con que nos dejamos engañar.
Fotografía verdadera de la falsa masacre de Timisoara (Rumania)


En la historia de la industria de la mentira como parte integrante del aparato militaro-industrial del imperialismo, el año 1989 marcó un verdadero viraje. Nicolae Ceaucescu se mantiene en el poder en Rumania. ¿Cómo derrocarlo? Los medios de prensa occidentales comienzan a divulgar masivamente informaciones e imágenes del «genocidio» perpetrado en Timisoara por la policía del propio Ceaucescu.

Los cadáveres mutilados

¿Qué había pasado en realidad? Basándose en el análisis de Guy Debord sobre la «sociedad del espectáculo», un ilustre filósofo italiano, Giorgio Agamben, sintetizó magistralmente este caso:
«Por vez primera en la historia de la humanidad, cadáveres que habían sido enterrados hacía poco tiempo o que se hallaban aún en las mesas de las morgues fueron desenterrados apresuradamente y mutilados para simular ante las cámaras de televisión el genocidio destinado a legitimar un nuevo régimen. Lo que el mundo entero tenía ante sus ojos como la realidad real en las pantallas de televisión, era la absoluta anti-verdad y, aunque la falsificación era a veces evidente, fue de todas maneras autentificada como real por el sistema mediático mundial, para que quedara claro que lo real no era a partir de entonces otra cosa que un momento del movimiento necesario de lo falso. Verdad y falsedad se hacían así imposibles de distinguir una de la otra y el espectáculo se legitimaba solamente mediante el espectáculo.
Timisoara es, en ese sentido, el Auschwitz de la sociedad del espectáculo. Incluso se ha dicho que si después de Auschwitz es imposible escribir y pensar como antes, después de Timisoara ya no será posible mirar una pantalla de televisión de la misma manera.» [1]
El año 1989 es el año en que el paso de la sociedad del espectáculo al espectáculo como técnica de guerra comenzó a manifestarse a escala planetaria.
Varias semanas antes del golpe de Estado, o sea antes de la «revolución de Cinecittà» en Rumania [2], se producía en Praga –el 17 de noviembre de 1989– el triunfo de la «revolución de terciopelo» con una consigna inspirada en Gandhi: «Amor y verdad». En realidad, la difusión de la información falsa según la cual la policía había «matado brutalmente» a un estudiante desempeñaba un importante papel. Eso es lo que nos revela, 20 años más tarde y con satisfacción, «un periodista y líder de la disidencia, Jan Urban», protagonista de aquella manipulación: su «mentira» tuvo en aquel momento el mérito de suscitar la indignación de las masas y el derrumbe del régimen, ya debilitado [3].
Algo similar ocurrió en China. El 8 de abril de 1989, Hu Yaobang, secretario del Partido Comunista Chino (PCCh) hasta el mes de enero de 1987, sufre un infarto en medio de una reunión del Buró Político y muere una semana después. La multitud de la Plaza de Tiananmen vincula su deceso al enconado conflicto político que se había manifestado en el marco de aquella reunión [4]. El fallecido se convierte de cierta forma en víctima del sistema cuyo derrocamiento se desea.
En los 3 casos, el invento del crimen y su denuncia buscan suscitar la ola de indignación necesaria para favorecer el movimiento de protesta. Esa estrategia encuentra éxito en Checoslovaquia y Rumania –países donde el régimen socialista había surgido al calor del avance del Ejército Rojo– pero fracasa en la República Popular China, fruto de una gran revolución nacional y social. Y el fracaso mismo se convierte en punto de partida de una nueva guerra mediática más masiva aún, desencadenada por una superpotencia que no tolera la existencia de rivales reales o potenciales. Esa guerra mediática aún se mantiene en vigor. Pero lo cierto es que el momento que define el viraje histórico es, en primer lugar, Timisoara, «el Auschwitz de la sociedad del espectáculo».

«Dar publicidad a los bebés»
y al cormorán

Dos años después, en 1991, se producía la primera guerra del Golfo. Un periodista estadounidense tuvo el coraje de revelar cómo se desarrolló «la victoria del Pentágono sobre los medios», o sea la «colosal derrota de los medios implementada por el gobierno de Estados Unidos» [5].
En 1991, la situación no era nada fácil para el Pentágono –ni para la Casa Blanca. Había que convencer de que la guerra era necesaria a una población que aún conservaba en mente el recuerdo de Vietnam. ¿Qué hacer? Diversos subterfugios van a reducir drásticamente las posibilidades de que los periodistas hablen directamente con los soldados o de que envíen crónicas directamente desde el frente. En la medida de lo posible, todo debe ser sometido a un filtro: la fetidez de la muerte y, sobre todo, la sangre, los sufrimientos y lágrimas de la población civil no deben irrumpir en las casas de los ciudadanos de Estados Unidos –ni de los habitantes del resto del mundo– contrariamente a lo sucedido en tiempos de la guerra de Vietnam.
Pero el problema central y más difícil de resolver es otro: ¿Cómo demonizar el Irak de Sadam Husein, que años antes había ganado méritos –a los ojos de los propios Estados Unidos– al agredir el Irán nacido de la Revolución islámica y antiestadounidense de 1979 y con tendencia al proselitismo en el Medio Oriente? El proceso de demonización no habría sido difícil si la víctima [de Sadam Husein –Kuwait–] hubiese sido [un país] angelical. Pero la operación no iba a ser nada fácil. Y no sólo debido a la implacable represión reinante en Kuwait contra toda forma de oposición. Había cosas mucho peores: los peores trabajos eran para los inmigrantes, víctimas de una «esclavitud de hecho» que tenía por demás visos de sadismo. Los casos de «serbios defenestrados, quemados, cegados o asesinados a golpes» no suscitan la menor emoción [6].
¡Pero se logró! Generosa o fabulosamente pagada, una agencia publicitaria lo resuelve todo… denunciando que los soldados iraquíes les cortan las «orejas» a los kuwaitíes que se resisten. Pero el punto culminante de esta campaña estaba por venir: los invasores habían irrumpido en un hospital «sacando 312 recién nacidos de sus incubadoras y dejándolos morir de frío sobre el suelo del hospital de Kuwait» [7]. Repetida hasta el cansancio por el presidente Bush padre, reafirmada por el Congreso, avalada por la prensa más autorizada e incluso por Amnistía Internacional, esa información tan horrible, y también detallada, no podía dejar de provocar una enorme ola de indignación: Sadam Husein era el nuevo Hitler, hacerle la guerra no sólo era necesario sino además urgente y quienes se oponían o no parecían convencidos tenían que ser considerados como cómplices más o menos conscientes del nuevo Hitler. Por supuesto, esa información era una mentira cuidadosamente fabricada y divulgada. Precisamente por eso la agencia publicitaria se había ganado su dinero.
La reconstrucción de ese caso aparece en un capítulo del libro ya mencionado aquí, con un título apropiado: «Dar publicidad a los recién nacidos» [8]. La verdad es que los recién nacidos no fueron los únicos que recibieron publicidad. Al inicio de las operaciones de guerra se difundió en el mundo entero la foto de un cormorán que se ahogaba en el petróleo proveniente de los pozos que Irak había volado. ¿Verdad o manipulación? ¿Fue Sadam quien provocó la catástrofe ecológica? ¿Hay cormoranes en esa región del mundo y en esa temporada del año? La ola de indignación, autentica y cuidadosamente manipulada, arrasaba con las últimas muestras racionales de resistencia.

Fabricación de falsedades, terrorismo de la indignación y desencadenamiento de la guerra

Viajemos en el tiempo hasta la disolución, o más bien el desmembramiento de Yugoslavia. Contra Serbia, que había sido históricamente el protagonista del proceso de unificación de ese país multiétnico, se desencadenaban una tras otra –en los meses anteriores a los verdaderos bombardeos– sucesivas olas de bombardeo mediático. En agosto de 1998, dos periodistas, un estadounidense y un alemán, «reportaban la existencia de fosas comunes con 500 cadáveres de albaneses entre los cuales había 430 niños, en los alrededores de Orahovac, donde se habían producidos intensos combates. Otros diarios occidentales retomaron la noticia y le dieron gran difusión. Pero todo era falso, como demuestra una misión de observación de la Unión Europea». [9]
Pero eso no pone en crisis la fábrica de falsedades. A inicios del año 1999, los medios occidentales comenzaban a hostigar a la opinión pública internacional con fotos de cadáveres amontonados en el fondo de una fosa y a veces decapitados y mutilados. Las explicaciones y artículos que acompañaban aquellas imágenes proclamaban que eran civiles albaneses desarmados masacrados por los serbios. Pero:
«La masacre de Racak es aterradora, con mutilaciones y cabezas cortadas. Una escena ideal para suscitar la indignación de la opinión pública internacional. Pero algo parece extraño en las características de esa matanza. Habitualmente, los serbios matan sin realizar mutilaciones […] Como nos muestra la guerra de Bosnia, las denuncias de barbaries cometidas con los cuerpos, huellas de tortura, decapitaciones, son un arma de propaganda frecuentemente utilizada […] Quizás no sean los serbios sino los guerrilleros albaneses quienes mutilaron los cuerpos.» [10].
O quizás los cadáveres de las víctimas de uno de los innumerables enfrentamientos fueron objeto de un tratamiento ulterior, para dar la impresión de ejecuciones a sangre fría y de un desencadenamiento de furia bestial, atribuido de inmediato al país que la OTAN quería bombardear [11].
El montaje de Racak no era más que el punto culminante de una campaña de desinformación obstinada e implacable. Unos años antes, el bombazo del mercado de Sarajevo había permitido a la OTAN presentarse como la instancia moral suprema, que no podía tolerar que las «atrocidades» serbias quedasen impunes. Hoy en día podemos leer, incluso en el diario italiano Corriere della Sera que «fue una bomba de origen bastante dudoso lo que provocó la masacre de Sarajevo, desencadenando la intervención de la OTAN» [12]. Con ese precedente, Racak nos parece ahora una especie de reedición de Timisoara, reedición que se prolongó por varios años. Sin embargo, incluso antes de ese caso, ya se habían registrado otros éxitos. El ilustre filósofo que había denunciado en 1990 «el Auschwitz de la sociedad del espectáculo» que había tenido lugar en Timisoara, se unía 5 años más tarde al coro dominante criticando de manera maniquea «el súbito deslizamiento de las clases dirigentes ex comunistas hacia el racismo más extremo (como en Serbia, con el programa de “purificación étnica”)» [13]. Después de haber analizado con agudeza la trágica ausencia de diferenciación entre «verdad y falsedad» en el marco de la sociedad del espectáculo, Agamben acababa por confirmarla involuntariamente al acoger expeditivamente la versión (o sea la propaganda de guerra) difundida por el «sistema mediático mundial», que él mismo había designado anteriormente como fuente principal de la manipulación. Después de haber denunciado la reducción de lo «verdadero» a «un momento del necesario movimiento de lo falso», reducción implementada por la sociedad del espectáculo, Agamben se limitaba a conceder una aparencia de profundidad filosófica a ese «verdadero» reducido precisamente a «un momento del necesario movimiento de lo falso».
Por otro lado, un elemento de la guerra contra Yugoslavia nos remite, más que a Timisoara, a la primera guerra del Golfo: el papel de los public relations.
«Milosevic es un hombre esquivo, no le gusta la publicidad, no le gusta mostrarse ni hacer discursos públicos. Parece que en el momento de los primeros anuncios de la descomposición de Yugoslavia, Ruder&Finn, la compañía de relaciones públicas que trabajaba para Kuwait en 1991, fue a verlo para proponerle sus servicios. Y la pusieron de patitas en la calle. En cambio, Ruder&Finn fue contratada por Croacia, por los musulmanes de Bosnia y los albaneses de Kosovo a cambio de 17 millones de euros al año, para proteger y promocionar la imagen de los tres grupos. ¡E hizo un excelente trabajo! James Harf, director de Ruder&Finn Global Public Affairs, afirmaba […] en una entrevista: “Logramos hacer coincidir, en la opinión pública, a serbios y nazis […] Somos profesionales. Tenemos un trabajo que hacer y lo hacemos. No nos pagan por dedicarnos a la moral”» [14].
Veamos ahora la segunda guerra del Golfo. En los primeros días de febrero de 2003, el secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, mostraba al Consejo de Seguridad de la ONU las imágenes de los laboratorios móviles de producción de armas químicas y biológicas que supuestamente poseía Irak. Algún tiempo después, el primer ministro británico Tony Blair reforzaba la dosis: Sadam Husein no sólo tenía esas armas sino que ya había elaborado planes para utilizarlas y podía activarlas «en 45 minutos». Y de nuevo venía el espectáculo que, más que el preludio de la guerra, constituía en sí el primer acto de guerra, con la advertencia contra un enemigo que el género humano tenía que liquidar a toda costa.
Pero el arsenal de mentiras usadas o por usar iba mucho más allá. En su empeño por «desacreditar al líder iraquí a los ojos de su propio pueblo», la CIA se proponía «divulgar en Bagdad un documento filmado donde se revelaba que Sadam era gay. El video debía mostrar al dictador iraquí en plena relación sexual con un muchacho. Tenía que dar la impresión de haber sido filmado con una cámara oculta, como si fuera una grabación clandestina». También se estudiaba «la posibilidad de interrumpir las transmisiones de la televisión iraquí con una edición extraordinaria –falsa– del noticiero de televisión en la que se anunciaría que Sadam había dimitido y que todo el poder había pasado a manos de su hijo, el temido y odiado Uday» [15].
El Mal tenía que ser denunciado y estigmatizado mientras que el Bien debía aparecer en todo su esplendor. En diciembre de 1992, los Marines estadounidenses desembarcaban en el litoral de Mogadiscio. Para decirlo con más exactitud, desembarcaban allí 2 veces, pero la repetición de la operación no se debía a dificultades militares ni de logística. Había que demostrarle al mundo que, además e incluso antes de ser una formación militar de élite, los Marines estadounidenses eran una organización benéfica y caritativa que traía esperanza y sonrisas al pueblo somalí víctima de la miseria y el hambre. La repetición del desembarco-espectáculo tenía como objetivo corregir detalles erróneos y defectos. Un periodista que fue testigo del hecho explicaba:
«Todo lo que está pasando en Somalia y lo que va a producirse en las próximas semanas es un show militaro-diplomático […] Realmente, una nueva época en la historia de la política y de la guerra comenzó en aquella extraña noche de Mogadiscio […] La “Operación Esperanza” fue la primera operación militar que no sólo se filmó en vivo para las cámaras de televisión sino que además se pensó, se construyó y se organizó como un show de televisión» [16].
Mogadiscio era la contraparte de Timisoara. Unos años después de haber puesto en escena la representación del Mal (el comunismo que al fin se desplomaba) se montaba la representación del Bien (el Imperio estadounidense que surgía del triunfo obtenido en la guerra fría). Los elementos que conforman la guerra-espectáculo y que determinan su éxito están ahora claros.

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Algunos de los temas tratados en este trabajo se abordan en el último capítulo del libro Le langage de l’empire. Lexique de l’idéologie états-unienne, publicado en francés por Editions Delga, que saldrá a la venta el 13 de septiembre de 2013.
Este trabajo fue traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
[1Mezzi senza fine. Note sulla politica, por Giorgio Agamben, Bollati Boringhieri, Turín, 1996, p. 67, y citado en Le langage de l’Empire. Lexique de l’idéologie états-unienne, por Domenico Losurdo, Delga, París, 2013, p. 313.
[2La fine delle democrazie popolari. L’Europa orientale dopo la rivoluzione del 1989, por François Fejto, Mondadori, Milan, 1994, p. 263.
[3] «A rumor that set off the Velvet Revolution», por Dan Bilefsky, inInternational Herald Tribune del 18 del noviembre de 2009, pp. 1 e 4., citado en Losurdo 2013, p. 313.
[4La Chine, por Jean-Luc Domenach y Philippe Richer, Seuil, París. 1995, p. 550.
[5Second Front. Censorship and Propaganda in the Gulf War, por John R. Macarthur, Hill and Wang, Nueva York, 1992, p. 208 et 22.
[6] Macarthur 1992, p. 44-45.
[7] Macarthur 1992, p. 54.
[8Selling Babies.
[9] «La via verso la guerra», por Roberto Morozzo Della Rocca, in suplemento del n. 1 (Quaderni Speciali) de Limes. Rivista Italiana di Geopolitica, 1999, pp. 11-26.
[10Morozzo della Rocca, 1999, p. 24, y citado en Losurdo 2013, p. 314.
[11Racak. De l’utilité des massacres, tomo II, por Fréderic Saillot, L’Harmattan, París, 2010, p. 11-18.
[12] «Le vittime e il potere atroce delle immagini», por Franco Venturini, inCorriere della Sera del 22 de agosto de 2013, pp. 1 et 11.
[13] Agamben 1995, p. 134-35.
[14] «Milosevic visto da vicino», por Jean Toschi Marazzani Visconti, Suplemento del n. 1 (Quaderni Speciali) de Limes. Rivista Italiana di Geopolitica, 1999, pp. 27- 34.
[15] «La Cia girò un video gay per far cadere Saddam», por Enrico Franceschini, en La Repubblica, 28 de mayo de 2010, p. 23.
[16] «Quello sbarco da farsa sotto i riflettori TV», por Vittorio Zucconi, enLa Repubblica del 10 de diciembre de 1992.

martes, 3 de julio de 2012

¿Puede sobrevivir el mundo a la ciega arrogancia de Washington?



El gobierno de Obama apunta a Rusia y China

¿Puede sobrevivir el mundo a la ciega arrogancia de Washington?


Paul Craig Roberts
Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Cuando el presidente Reagan me nombró Secretario Adjunto del Tesoro para Política Económica, me dijo que teníamos que restaurar la economía de EE.UU., rescatarla de la estanflación, a fin de hacer sentir a la dirigencia soviética todo el peso de una economía poderosa para convencerla de que negociara el fin de la guerra fría. Reagan dijo que no había motivo para seguir viviendo bajo el peligro de una guerra nuclear.
El gobierno de Reagan cumplió ambos objetivos, solo para ver cómo esos logros eran descartados por gobiernos posteriores. Fue el propio vicepresidente y sucesor de Reagan,

George Herbert Walker Bush, quien primero violó los acuerdos Reagan-Gorbachov al incorporar ex partes constituyentes del imperio soviético a la OTAN y al llevar bases militares occidentales a la frontera rusa.

El proceso de rodear Rusia de bases militares continuó constantemente durante otros gobiernos de EE.UU. y varias “revoluciones de color” fueron financiadas por la Fundación Nacional por la Democracia de EE.UU. (NED), considerada por muchos como un frente de la CIA. Washington incluso trató de instalar un gobierno controlado por EE.UU. en Ucrania y tuvo éxito al hacerlo en la antigua Georgia soviética, cuna de José Stalin. El presidente de Georgia, un país ubicado entre el Mar Negro y el Mar Caspio, es un títere de Washington. Recientemente, anunció que se programa que la ex Georgia soviética se convierta en miembro de la OTAN en 2014.

Los suficientemente mayores recordarán que la OTAN, Organización del Tratado del Atlántico Norte, era una alianza entre Europa Occidental y EE.UU. contra la amenaza de que el Ejército Rojo invadiera Europa Occidental. El Atlántico Norte, queda muy, muy lejos de los mares Negro y Caspio. ¿Cuál es el propósito de que Georgia sea miembro de la OTAN si no dar a Washington una base militar en un área vulnerable de Rusia?

La evidencia es simplemente abrumadora de que Washington –ambos partidos– apunta a Rusia y China. Por el momento no es claro si el propósito es destruir ambos países o simplemente hacer que no puedan oponerse a la hegemonía mundial de Washington. Sin tener en cuenta la intención, una guerra nuclear es el resultado más probable.

La prensa prostituida de EE.UU. pretende que un maligno gobierno sirio asesina ciudadanos inocentes que solo quieren democracia y que si la ONU no interviene con medios militares, EE.UU. debe hacerlo para salvar los derechos humanos. Rusia y China son vilipendiadas por oponerse a cualquier pretexto para una invasión de Siria por la OTAN.

Los hechos, por supuesto, difieren de cómo los presentan los corruptos medios estadounidenses y miembros del gobierno de EE.UU. Los “rebeldes” sirios están bien armados con armas militares. Los “rebeldes” combaten al ejército sitio. Los rebeldes masacran civiles e informan a sus meretrices en los medios en Occidente que el culpable fue el gobierno sirio, y estos difunden la propaganda.

Alguien está armando a los “rebeldes” ya que obviamente las armas no pueden ser compradas en los mercados locales. La mayoría de la gente inteligente cree que las armas provienen de EE.UU. o de sus testaferros.

Por lo tanto, Washington ha iniciado una guerra civil en Siria, tal como lo hizo en Libia, pero esta vez los inocentones rusos y chinos han comprendido lo que se proponen y se han negado a permitir una resolución de la ONU como la que fue explotada por Occidente contra Gadafi.

Para superar ese obstáculo, se saca a relucir un viejo caza Phantom de la era de la guerra de Vietnam en los años sesenta y Turquía lo hace volar dentro de Siria. Los sirios lo derriban, y entonces Turquía puede pedir ayuda a sus aliados de la OTAN contra Siria. A falta de la opción de las Naciones Unidas, Washington puede invocar su obligación según el tratado de la OTAN, e ir a la guerra en defensa de un miembro de la OTAN contra Siria demonizada.

La mentira neoconservadora tras las guerras de hegemonía de Washington es que EE.UU. lleva la democracia a los países invadidos y bombardeados. Parafraseando a Mao, “la democracia brota del cañón de un fusil”. Sin embargo, la Primavera Árabe ha producido poca democracia, como en el caso de Iraq y Afganistán, dos países “liberados” por invasiones democráticas estadounidenses.

Lo que EE.UU. aporta son guerras civiles y el desmembramiento de países, como lo que el régimen del presidente Bill Clinton logró en la antigua Yugoslavia. Mientras más países pueden ser despedazados y disueltos en facciones rivales, más poderoso es Washington.

La Rusia de Putin entiende que la propia Rusia es amenazada no solo mediante el financiamiento por Washington de la “oposición rusa”, sino por los antagonismos entre musulmanes desencadenados por las guerras de Washington contra Estados musulmanes seculares, como Iraq y Siria. Esa discordia se propaga a la propia Rusia y causa problemas como el terrorismo checheno.

Cuando un estado secular es destruido, las facciones islamistas obtienen la posibilidad de destrozarse entre sí. Los feudos internos conducen a la impotencia de los países. Como escribí anteriormente, Occidente siempre prevalece en Medio Oriente porque las facciones islamistas se odian más de lo que odian a sus conquistadores occidentales. Por lo tanto, cuando Washington destruye gobiernos seculares, no islamistas, como en Iraq y como ahora quiere hacer en Siria, los islamistas emergen y se enfrentan para lograr la supremacía. Eso conviene a Washington e Israel ya que esos Estados dejan de ser antagonistas consistentes.

Rusia es vulnerable, porque Putin es demonizado por Washington y los medios estadounidenses y porque la oposición rusa en su contra es financiada por Washington y sirve intereses de EE.UU., no de Rusia. Las turbulencias que Washington desencadena en Estados musulmanes se filtran hacia poblaciones musulmanas de Rusia.

A Washington le ha sido más difícil el intento de interferir en los asuntos internos de China, aunque se ha sembrado la discordia en algunas provincias. Se espera que dentro de algunos años la economía china exceda en tamaño la de EE.UU., y que una potencia asiática desplace a otra occidental como la economía más poderosa del mundo.

Washington está profundamente inquieto ante esta perspectiva. Esclavizado y controlado por Wall Street y otros grupos empresariales de intereses especiales, Washington es incapaz de rescatar a la economía de su decadencia. Los beneficios a corto plazo del agio en Wall Street, las ganancias del complejo militar/industrial, y de la deslocalización de la producción de bienes y servicios para mercados de EE.UU., cuentan con más representación en Washington que el bienestar de los ciudadanos estadounidenses. Mientras la economía de EE.UU. se hunde, la economía china crece.

La reacción de Washington es militarizar el Pacífico. La secretaria de Estado de EE.UU. ha declarado que el Mar del Sur de China es un área de interés nacional estadounidense. EE.UU. hace la corte al gobierno filipino jugando la carta de la amenaza china, y trabaja para lograr que se vuelva a invitar a la Armada de EE.UU. a su antigua base en Subic Bay. Recientemente hubo ejercicios militares/navales conjuntos de EE.UU. y las Filipinas contra la “amenaza china”.

La Armada de EE.UU. desplaza flotas al Océano Pacífico y construye una nueva base naval en una isla sudcoreana. Marines estadounidenses están ahora basados en Australia y son reasignados de Japón a otros países asiáticos. Los chinos no son estúpidos. Comprenden que Washington intenta cercar a China.

Para un país incapaz de ocupar Iraq después de 8 años e incapaz de ocupar Afganistán después de 11 años, enfrentar simultáneamente a dos potencias nucleares es un acto aberrante. La arrogancia ciega en Washington, alimentada a diario por neoconservadores dementes, a pesar de los extraordinarios fracasos en Iraq y Afganistán, apunta ahora a potencias formidables – Rusia y China. Nunca en toda su historia el mundo ha visto una idiotez semejante. Los psicópatas, sociópatas, y tarados que imperan en Washington conducen al mundo a su destrucción.

El gobierno de insensatez criminal en Washington, sea demócrata o republicano, no importa cuál sea el resultado de la próxima elección, es la mayor amenaza para la vida que haya existido en el planeta.

Además, el único financiamiento con el que cuentan los criminales en Washington son las máquinas impresoras de billetes. En un futuro artículo examinaré si la economía de EE.UU. completará su colapso antes de que los criminales de guerra en Washington puedan destruir el mundo.

………….

PAUL CRAIG ROBERTS fue editor de The Wall Street Journal y secretario asistente del Secretario del Tesoro estadounidense. Es autor de HOW THE ECONOMY WAS LOST , publicado por CounterPunch/AK Press. Su último libro publicado es Economies in Collapse: The Failure of Globalism , publicado en Europa, junio de 2012.

© Copyright Paul Craig Roberts, Global Research, 2012

Fuente: http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=31669

(http://www.rebelion.org/noticia.php?id=152323)

lunes, 11 de junio de 2012

La OTAN prepara la mayor operación de intoxicación de la Historia

La OTAN prepara la mayor operación de intoxicación de la Historia 
por Thierry Meyssan
(http://www.voltairenet.org/La-OTAN-prepara-la-mayor-operacion)



Países miembros de la OTAN y del Consejo de Seguridad del Golfo (CCG) están preparando un golpe de Estado y un genocidio sectario en Siria. Si usted desea oponerse a esos crímenes, actúe de inmediato. Haga circular este artículo a través de Internet y póngase en contacto con sus representantes democráticamente electos.


RED VOLTAIRE | DAMASCO (SIRIA) | 10 DE JUNIO DE 2012

Dentro de varios días, quizás a partir del mediodía del viernes 15 de junio, los sirios que traten de ver los canales nacionales sólo captarán en sus televisores otros canales creados por la CIA. Imágenes filmadas en estudio mostrarán masacres imputadas al gobierno, manifestaciones populares, ministros y generales dimitiendo, al presidente al-Assad dándose a la fuga, a los rebeldes reuniéndose en pleno centro de las grandes ciudades así como la llegada de un nuevo gobierno al palacio presidencial.

El objetivo de esa operación, dirigida directamente desde Washington por Ben Rhodes, consejero adjunto de seguridad nacional de Estados Unidos, es desmoralizar a los sirios y permitir así un golpe de Estado. La OTAN, luego de haberse estrellado contra el doble veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad de la ONU, lograría así conquistar Siria sin tener que atacarla ilegalmente. Sea cual sea la opinión de cada cual sobre lo que está sucediendo en Siria, Lo cierto es que un golpe de Estado pondría fin a toda esperanza de democratización.

De forma totalmente oficial, la Liga Árabe ha solicitado a los operadores de los satélites Arabsat y Nilesat que pongan fin a la retransmisión de los medios sirios, tanto públicos como privados (Syria TV, Al-Ekbariya, Ad-Dounia, Cham TV, etc.). Ya existe un precedente dado que la Liga Árabe impuso anteriormente la censura contra la televisión libia para impedir que los dirigentes de la Yamahiria pudieran comunicarse con su propio pueblo. No existe en Siria ninguna red hertziana en que los canales de televisión se capten exclusivamente vía satélite. Pero este corte no dejará las pantallas en blanco.

En efecto, esta decisión sólo es la parte visible del iceberg. Según nuestras informaciones, varias reuniones internacionales han tenido lugar esta semana para coordinar la operación de intoxicación. Las dos primeras reuniones, de naturaleza técnica, se desarrollaron en Doha (Qatar). La tercera, de carácter político, tuvo lugar en Riad, (Arabia Saudita).

En la primera reunión participaron los oficiales de guerra sicológica «incrustados» en varias televisiones satelitales, como Al-Arabiya, Al-Jazeera, BBC, CNN, Fox, France24, Future TV y MTV –ya es sabido que desde 1998 oficiales de la United States Army’s Psychological Operations Unit (PSYOP) han sido incorporados a la redacción de la CNN, práctica que la OTAN extendió después a otras estaciones televisivas de importancia estratégica. Estos oficiales redactaron de antemano una serie de noticias falsas, en función de una historia falsa concebida por el equipo de Ben Rhodes, en la Casa Blanca. Se estableció un procedimiento de validación recíproca en el que cada medio debe citar las mentiras de los demás para darles credibilidad a los ojos de los telespectadores. Los participantes decidieron además no limitarse a requisicionar únicamente los canales de la CIA para Siria y el Líbano (Barada, Future TV, MTV, Orient News, Syria Chaab, Syria Alghad), sino también unos 40 canales religiosos wahabitas que exhortarán a desatar masacres confesionales bajo la consigna «¡Los cristianos a Beirut, los alauitas a la tumba!»

En la segunda reunión participaron ingenieros y realizadores encargados de planificar la fabricación de imágenes de ficción, en las que se mezclan secuencias rodadas en estudios a cielo abierto con imágenes generadas por computadora. En estas últimas semanas se han montado, en Arabia Saudita, varios estudios que imitan los dos palacios presidenciales sirios y las principales plazas de Damasco, de Alepo y de Homs. Ya existían ese tipo de estudios en Doha, pero resultaban insuficientes dada la envergadura de la operación planteada.

En la tercera reunión participaron el general James B. Smith, embajador de Estados Unidos; un representante del Reino Unido y el príncipe saudita Bandar Bin Sultan, el mismo a quien el presidente George Bush padre designaba como su hijo adoptivo, al extremo que la prensa estadounidense comenzó a llamarlo «Bandar Bush». El objetivo de esta reunión fue coordinar la acción de los medios con la acción del «Ejército Sirio Libre», conformado esencialmente con los mercenarios a sueldo del príncipe Bandar.

La operación ya venía gestándose desde hace meses, pero el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos decidió acelerarla después de que el presidente ruso Vladimir Putin notificó a la Casa Blanca que Rusia se opondrá por la fuerza a todo intento ilegal de intervención de la OTAN contra Siria.

Esta operación comprende dos etapas simultáneas: por un lado, inundar los medios de noticias falsas, y por el otro, censurar o bloquear toda posibilidad de respuesta.

El hecho de prohibir las televisiones satelitales para desencadenar y dirigir una guerra no es nada nuevo. Bajo la presión de Israel, Estados Unidos y la Unión Europea han prohibido sucesivamente canales de televisión libaneses, palestinos, iraquíes, libios et iraníes. Ningún tipo de censura se ha impuesto contra canales vía satélite provenientes de otras regiones del mundo.

La difusión de noticias falsas tampoco es nada nuevo. Cuatro pasos significativos en el arte de la propaganda se han dado por vez primera durante el último decenio.
 En 1994, una estación de música pop, la Radio Libre de Mille Collines (RTML) dio la señal que desencadenó el genocidio ruandés al exhortar a «¡Matar a las cucarachas!».
 En 2001, la OTAN utilizó los medios de prensa para imponer una interpretación de los atentados del 11 de septiembre y justificar los ataques contra Afganistán e Irak. Ya en aquella época fue Ben Rhodes el encargado de redactar, por orden de la administración Bush, el informe de la Comisión Kean Hamilton sobre los atentados.
 En 2002, la CIA utilizó 5 canales (Televen, Globovisión, Meridiano, ValeTV y CMT, para hacer creer que enormes manifestaciones habían obligado al presidente democráticamente electo de Venezuela, Hugo Chávez, a renunciar a su cargo, cuando en realidad estaba siendo víctima de un golpe de Estado militar.
 En 2011, France24 desempeñaba de facto el papel de ministerio de Información de Consejo Nacional Libio, al que incluso estaba vinculada por contrato. Durante la batalla de Trípoli, la OTAN hizo filmar en estudio y difundir a través de Al-Jazeera y de Al-Arabiya imágenes que mostraban a los rebeldes libios entrando en la plaza principal de la capital cuando en realidad se encontraban aún lejos de la ciudad, de manera que los habitantes, convencidos de que la guerra estaba perdida, cesaron toda resistencia.

Los medios de prensa ya no se conforman con apoyar la guerra. Ahora hacen la guerra.

Este dispositivo viola los principios básicos del derecho internacional, empezando por el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que estipula el derecho a «recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión». Y lo más importante es que viola las resoluciones de la Asamblea General de la ONU, adoptadas al término de la Segunda Guerra Mundial para prevenir las guerras. Las resoluciones 110, 381 y 819 prohíben «los obstáculos al libre intercambio de informaciones e ideas» (en este caso, el bloqueo de los canales sirios) y «la propaganda tendiente a provocar o estimular cualquier tipo de amenaza contra la paz, de ruptura de la paz o todo acto de agresión». A la luz del derecho, la propaganda a favor de la guerra es un crimen contra la paz. Es incluso el más grave de los crímenes, ya que hace posibles los crímenes de guerra y el genocidio.

Thierry Meyssan
 
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Thierry Meyssan
Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008).

DESENCHÚFATE!!

<b>DESENCHÚFATE!!</b>
(Fotografía:El mejillón suicida)