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sábado, 27 de junio de 2015

La Religión Liberal-Económica

La religión liberal-económica

Un comentario introductorio a su credo y su culto
Por ANDRÉS CASAS SOTO 26 de junio de 2015
(https://neupic.com/articles/la-religion-liberal-economica)

Se presentan a sí mismos como los portavoces de una "ciencia libre de juicios de valor" que habla de acciones humanas, precios de mercado, equilibrios, cálculos, funciones empresariales, factores de producción, etc. de una forma fría y sistemática. Ellos dicen estar haciendo "Ciencia" pero, ¿es realmente dicha actividad la que llevan a cabo?

En el presente artículo, que pretende ser nada más un apunte introductorio y superficial, pienso mostrar que realmente esto no es así. Su "Ciencia" está impregnada de nociones teológicas, y su concepción del mundo (y de la práctica vital) es profundamente religiosa.

En realidad mi objetivo no es cuestionar un enfoque teológico, sino denunciar una falsificación de toda ciencia y religión por parte de un culto que goza, dentro de su carácter absolutamente minoritario, con un creciente número de fieles partidarios en nuestro país, que siguen con devoción los predicamentos de una serie de profetas de mala calidad.

Un credo religioso, pero "secularizado"
El primer punto llamativo de su concepción teológica son las múltiples reminiscencias que en su credo ideológico permanecen de procesos religiosos.

En primer lugar, hay que hacer una referencia al Maniqueísmo. Esta creencia universalista (como la del credo liberal-económico) distinguía entre dos principios en lucha y conflicto permanente: el principio del Bien y el principio del Mal. Estos dos principios se insertaban en dos divinidades y lógicas claramente diferenciadas, sin que hubiese reconciliación posible entre ambas: la única posibilidad de "solución" al conflicto pasaría porque uno de los dos principios, realmente el del Bien, lograse su triunfo definitivo sobre el otro. En la religión liberal-económica, los dos principios en conflicto permanente se secularizan: el principio del Bien se convierte en el Mercado, mientras que el principio del Mal pasa a representarse en el Estado. Sin embargo, el reducto religioso permanece: la caracterización del Mercado es el principio absolutamete bondadoso, el principio del Estado es radicalmente malvado y ambos se enfrentan en una suerte de lucha existencial sin cuartel, en la que al final la lógica del Mercado se termina imponiendo frente al Estado que busca destruirlo (primado de las "leyes económicas" sobre las "leyes políticas" del Estado). El Maniqueísmo fue ferozmente combatido por San Agustín, que no obstante había resultado en el pasado sentirse tentado por su concepción del mundo, pero no obstante y con todo ha continuado de alguna forma "vivo" en la historia de la humanidad hasta desembocar en su culminación más estructurada y secularizada: la ideología de la religión liberal-económica.

También la Teodicea, término acuñado por el filósofo alemán Gottfried Leibniz, ha jugado un papel fundamental en la elaboración de la religión liberal-económica. Recordemos que el objetivo de Leibniz en sus "Ensayos de Teodicea" era dar cuenta de la existencia del Mal en el mundo, bajo la pretensión de exculpar a Dios en su causación. La conclusión de Leibniz, conocida por todos, es que "Dios había producido el mejor de los mundos posibles" y por lo tanto aquel en el que la presencia del Mal, si bien es por completo inerradicable, se encontraba reducida a la mínima expresión posible.

Aquí es importante tener en cuenta que en la religión liberal-económica, el papel desarrollado por Dios es desarrollado por el Mercado, que siempre (al menos cuando no interviene el diabólico Estado) arroja los mejores resultados posibles. El Mal, cobra en este segundo ámbito el nombre de Pobreza. Y es que uno de los objetivos fundamentales del credo liberal-económico, como antaño el de la Teodicea leibniziana, consiste en dar cuenta de la existencia de pobreza a la vez que se libera al Mercado de toda culpa en su producción. Es más, al igual que sucede en toda la tradición teodiceica, la existencia de pobreza (es decir, de males y sufrimientos) actúa como un poderoso incentivo del surgimiento y proliferación de virtudes superiores dispuestos a paliarlos (en este sentido la caridad, en su sentido cristiano, es sustituido por el impulso de la función empresarial siempre preocupada, consciente o inconscientemente, por acabar con el mal de la pobreza). Y es que no solamente el Dios-Mercado es inocente de toda pobreza, sino que una dedicación más fiel a su culto y sus ritos secularizados son, al menos para sus devotos fieles, la única escapatoria posible frente a la misma.

Este último paso, tiene como finalidad la de proceder a una moralización de los dictados de las leyes económicas y una culpabilización de los pobres por su propia pobreza. Ya que el Dios-Mercado es inocente por la existencia de la pobreza, y puesto que sus resultados del proceso son los que alcanzan el punto óptimo en el mejor de los mundos posibles, solamente queda que la pobreza tenga su causa fuera de la obra del mismo. Y aquí se abren dos posibilidades: cuando la intervención estatal es grande, todavía pueden mantener que la culpa de la misma es de la demoníaca obra del Estado-Diablo, pero cuando esto no es así, la única vía es responsabilizar a los propios sujetos que sufren la pobreza por los avatares de su destino. Es decir, convertir a los que padecen el Mal de la pobreza de ser sus únicos causantes por haber sido "vagos", "perezosos", "inútiles", "irresponsables"... en definitiva, "pecadores" y "culpables". Sin llegar propiamente a los excesos de culpabilización aquí expuestos (y difundidos sin duda, por voceros menos inteligentes), esta no-culpabilización del Dios-Mercado por los avatares de la pobreza se puede contemplar en las reflexiones que sobre el orden espontáneo y la justicia social lleva a cabo uno de los principales grandes profetas de la religión liberal-económica: el economista austriaco Friedrich Hayek, y de forma muy especial en la segunda parte de su clásico libro "Derecho, legislación y libertad".

Como el proceso de culpabilización de los pobres es, sin duda, cada vez más difícilmente digerible, los gurús de la religión liberal-económica deben dar un paso más, y proceder a una secularización de la idea cristiana de Gracia. El catecismo define la Gracia, para un cristiano, del modo en que sigue: "La gracia es el favor, el auxilio gratuito que Dios nos da para responder a su llamada: llegar a ser hijos de Dios, hijos adoptivos, partícipes de la naturaleza divina, de la vida eterna". A este respecto puede ser interesante citar un pasaje de las Confesiones de San Agustín:

"Toda mi esperanza no estriba sino en tu muy grande misericordia. Da lo que mandas y manda lo que quieras. Nos mandas que seamos continentes. Y como yo supiese -dice uno- que ninguno puede ser continente si Dios no se lo da, entendí que también esto mismo era parte de la sabiduría, conocer de quién es este don." (San Agustín, Confesiones, Libro X, Capítulo XXIX).

En su versión secularizada en la religión liberal-económica, el reconocimiento de esta "Gracia" otorgada por el Dios-Mercado que es el poder gozar de la posesión y utilización de bienes que nos saquen de la pobreza/pecado debe ser reconocido en su "justo origen": la Mano Invisible del Mercado (que dijese en su momento Adam Smith). Este mecanismo permite asignar de forma trascendente e impersonal el global de la "Gracia" (riqueza) disponible de tal modo que pueda justificarse el carácter providente del Dios-Mercado y a la vez llegar a "justificar" en cierta forma el abandono sufrido por los excluidos con cierto alivio de sus propias culpas anteriores. No obstante, esto también tiene su "otra cara", que podemos ejemplificarla nuevamente citando al obispo de Hipona:

"Menesteroso y pobre soy, aunque mejor cuando con secreto gemido me desagrado a mí mismo y busco tu misericordia para que sea reparada mi indigencia y llevada a la perfección de aquella paz que ignora el ojo del arrogante." (San Agustín, Confesiones, Libro X, Capítulo XXXVIII).

O dicho en un lenguaje de mayor afecto para los religiosos del culto liberal-económico: Solamente podré sentirme inocente de mi pobreza a condición de odiar mi propio vicio culpable (aunque sea desde el silencio) y haga por reconciliarme con la siempre grandiosa y providente Mano Invisible del Dios-Mercado que alguna razón ha debido tener para dejarme a mí en el estado de pobreza y culpa.

El culto y sus clérigos y profetas

No obstante, sería imposible mantener ese discurso en el aire. Los entusiastas de la religión liberal-económica son conscientes de ello y por lo tanto han tenido que desarrollar su culto en los diferentes países. Conscientes del dogma de la "división del trabajo" que predican, han ido siendo especialmente cuidadosos en proceder a un reparto de las tareas, sin olvidar la necesidad de sus polémicas sobre peligros de herejía en el seno de sus Iglesias. En este sentido, podemos tomar el caso español como ejemplo privilegiado del fenómeno ritual y religioso, eso sí siempre convenientemente secularizado.

La religión liberal-económica tiene sus propios profetas. Así, podemos destacar los casos de Juan Ramón Rallo y Carlos Rodríguez Braun (en la imagen) que se han demostrado predicadores incansables del dogma liberal-económico, convirtiéndose tal vez en los rostros más conocidos de dicha religión en el panorama político y mediático español. Además, me interesa destacar que ambos conjuntamente (además del resto de sus obras por separado) llevaron a cabo hace unos años un libro con el significativo título de "El Liberalismo no es Pecado" que, aun pretendiendo utilizar una terminología "científica", es incapaz de ocultar el componente absolutamente religioso (repito, de religión mal hecha y peor planteada, pero religión al fin y al cabo) que hay en su trasfondo.

Cuentan con sus propios ritos de culto (todos los sábados por la tarde en la sede del Instituto Juan de Mariana, nombre de censor jesuita), retiros espirituales (la llamada "Universidad de Verano" y el "Seminario de Semana Santa" que organizan dicha congregación) o sus propios seminarios de adoctrinamiento intelectual y espiritual (los "máster" del OMMA, planteados como formación ideológica y sin posibilidad de contestación alguna, de los pilares dogmáticos sobre los que se asienta su fe).

No están, como las Iglesias, libres de disputas internas, diferencias sobre la oficialidad del dogma que debe ser mantenido o establecido. Continuas disputas entre las diferentes "sectas" del tronco religioso común (austriacos, neoclásicos, randianos, anarcocapitalistas, minarquistas y otra serie de agrupaciones sectarias) se lanzan de manera continuada unos a otros bulas de excomunión y anatemas con el fin de exhibir su purismo sanguíneo y su fidelidad a la palabra revelada a todos nosotros por parte del Dios-Mercado, su Mano Invisible mediante.

Estamos así, y por concluir, ante una "fachada" de respetabilidad que no esconde sino un culto dogmático de raíces religiosas convenientemente secularizadas y presentadas con su propia "terminología científica", mucho más vendible en estos tiempos de tribulación y decadencia espiritual. Bajo esa apariencia de honestidad científica y política se esconde una secta de fieles creyentes devotos que llevan a cabo sus propias Misas y Retiros para mayor gloria de su Dios-Mercado y con seminarios de formación apostólica de captación de ingenuos jóvenes creyentes a los que lavar adecuadamente el cerebro para proceder al adoctrinamiento de las masas, mediante la mentira y el engaño (y la conveniente culpabilización y desprotección de los desfavorecidos por la Mano Invisible), extendiendo su "Palabra Revelada" por el proceso económico.

lunes, 22 de junio de 2015

"La Era De Los Estafadores" Por El Gran Wyoming

La era de los estafadores 

Por El Gran Wyoming
22/06/2015
(http://www.infolibre.es/noticias/opinion/2015/06/23/la_era_los_estafadores_34399_1023.html)

Al escuchar a Bárcenas en la que han llamado Comisión Pujol del Parlamento catalán contestar que el Partido Popular, a cambio de dinero, sólo daba cariño, muchos españoles pensarían que la sede de Génova se podría haber convertido en una casa de lenocinio. En nuestro esquema de pensamiento no existe otra interpretación al hecho de pagar a cambio de favores relacionados con la cosa afectiva.

Esa lectura de los hechos aclararía por qué la reforma de la sede se pagó con dinero B. Especificar partidas para la construcción de determinados espacios dedicados al “relax” y reflejarlas en presupuestos visados por la autoridad correspondiente, al tiempo que se solicita el permiso de obras donde quedaría reflejada una memoria de calidades que dejaría al descubierto un extraño hábitat para la supuesta actividad política que allí se desarrolla, no es plato de buen gusto para quien quiera que tuviera que estampar su firma y, por tanto, hacerse responsable de tan peliaguda cuestión llegado el momento, si alguien se fuera de la mui, como dicen los que se dedican a ese negocio.

Claro que cabe otra posibilidad, porque no especificaba nada el declarante acerca del desarrollo de la contraprestación a esas elevadas sumas de dinero, y es que fuera él mismo, personalmente, el encargado de proporcionar ese cariño, con lo que, desde mi punto de vista, quedarían más que justificados los sobresueldos que presuntamente cobraba el cajero del partido del Gobierno, que llegó a acumular una considerable cantidad de dinero en sus cuentas suizas. Y digo que queda justificada la elevada cuantía de las cuentas encontradas hasta el momento desde el punto de vista laboral, no del moral, porque son tantas las entregas que hacen los empresarios, y de tal magnitud, que de ser el único responsable de la administración de esos servicios, no cabe duda de que debió emplearse a fondo.

Más aún si tenemos en cuenta quiénes eran los receptores del cariño, nada más ni nada menos que la cúpula empresarial del país, personal exigente donde los haya y acostumbrado como todos sabemos a tener la productividad como guía de sus quehaceres. No es gente que tire el dinero, por decirlo en términos coloquiales. Son más de trincarlo, de recogerlo, de escudriñar hasta el más recóndito rincón para cosechar dividendos y llevarlos de camino a casa. Es difícil de creer que, como digo, frente a gente tan experta en el trato comercial, no existiera un poco más de variedad, alguna alternativa, porque si no concluiríamos que el que fuera cajero del PP es un verdadero prodigio que oculta artes secretas de valor incalculable, como en su día se decía de alguna dama de la sociedad que ha tenido una carrera matrimonial espectacular.

Esas artes que, presuntamente, poesía el cajero y pagaban con cientos de miles de euros señores capaces de despedir a cientos de trabajadores sin pestañear, justificarían lo mucho que le costó al partido del Gobierno despedir a este señor captador de fondos al que mantuvieron en nómina a través de un complejo sistema de finiquito con indemnización en diferido, cuando ya estaba procesado por trincar.

A mí, a pesar de ver en el señor Bárcenas una solidez anímica poco frecuente, si tenemos en cuenta la que presuntamente se le viene encima, me cuesta creer que llevara a cabo en solitario tan ingente tarea. Lo veo fuerte como un roble, pero no un superhéroe atlético en el terreno “afectivo”. Claro que a lo mejor mantiene ese talante de seguridad, ese aplomo, porque sabe que no se le viene encima nada de nada, ni presuntamente, al tener acceso a información que nosotros desconocemos porque no debemos olvidar que ellos fabrican la realidad. Nosotros la sufrimos, pero ellos son los que trazan desde sus despachos las líneas de nuestro futuro y, es de suponer, pintarán el suyo con benevolencia.

La composición de la sala que va a juzgar el famoso caso Gürtel es una obra maestra de ingeniería antisistema. A lo mejor es por esas cosillas por lo que sonríe Bárcenas a pesar de que sabe que todos sabemos que es un delincuente que ampara a otros delincuentes. Si yo fuera inmune a la Justicia también sonreiría, como el chaval que tiene un padre forrado de pasta cuando le están poniendo una multa por exceso de velocidad. “Su radar debe estar mal, iba bastante más deprisa, agente”, se puede permitir afirmar con cinismo.

Resumiendo, no creo que fuera el encargado del reparto universal de cariño a la clase empresarial de este país. Más bien parece, como bien saben todos los que se dedican a actividades ilegales, que es el designado para comerse el marrón. Se empeña en que toda la pasta que se ha encontrado hasta ahora es suya, solamente suya, y que en el juicio se demostrará que las cuentas suizas son legales. Eso ya se lo digo yo. Depende de que le juzguen, o no, con el mismo criterio que al resto de los mortales. Si le admiten ingresos por compra venta de obras de arte, como ya alegó en una ocasión y como también su compañera de partido Esperanza Aguirre; premios de juegos de azar, como ya hemos visto en otras ocasiones; y la más sorprendente: asesoría verbal, actividad a la que se dedican, por lo visto, destacados miembros de su partido, actividad que, por cierto, ya practicara don Vito Corleone, aunque entonces se consideraba ilegal. Entonces, si como digo, el juez o jueces dan por buenas estas actividades como fuente de ingresos legítima, no hay nada más que hablar.

Sólo agradecer que estas cosas no sienten jurisprudencia y sean criterios que son tenidos en cuenta en casos concretos como el de la élite financiera y la cúpula política de nuestro país porque, de generalizarse, sería imposible enchironar al resto de la delincuencia que se ha dado en llamar “común”, para distinguirla de la que parece a todas luces que lo es, pero que luego los jueces demuestran que no. Si esas actividades tan lucrativas se universalizaran, se alegaran como fuente de remuneración legítima, sería imposible encontrar ingresos sin justificar e incautar cuentas corrientes sorpresa, como esas que aparecían en la lista de Falciani y que nuestros altos cargos se encargaron de desactivar avisando a los titulares para que regularizaran su situación.

Resumiendo, que yo no me creo lo del dinero a cambio de cariño, soy más bien de la copla: “Ni se compra ni se vende el cariño verdadero”. Aunque en este caso, el cariño del Gobierno hacia la cúpula empresarial, que es recíproco, no sólo viene por la vía de la compra venta, sino que también existe una afinidad ideológica y estratégica que afianza esos lazos de amor.

Los hijos bastardos, los que nacen al margen de esa relación incestuosa y que forman el pueblo soberano o populacho, según estemos inmediatamente antes o después de un periodo electoral, también padecen el Síndrome de carencia afectiva de una oligarquía que los desprecia y que no se digna a bajar la mirada para contemplar el desastre, el inmenso quebranto que ha creado abajo, allí donde vive la chusma, metida en el barro que ya llega a las rodillas. Como la plebe no tiene dinero para comprar cariño, tiende a dárselo entre sí y no lo soportan. De siempre les ha dolido que alguien tenga gratis algo por lo que ellos deben pagar, por eso difamarán, denigrarán, maldecirán e intentarán destruir, como siempre han hecho, lo que no es otra cosa que la histórica unión de los parias de la tierra para defenderse del opresor.

De momento asistimos a este nuevo capítulo de la farsa en la que Bárcenas ha decidido, siguiendo el consejo del presidente del Gobierno, “ser fuerte”. ¿También con cariño comprado?

Ese es tu Luis, Mariano. El hijo pródigo vuelve a casa.

Mientras asistimos a esta dolorosa representación, el presidente del Gobierno insiste en que lo grave no son los hechos sino el relato que de ellos se hace. Se queja de que quedan cabos sueltos que se niegan aplaudir esta farsa apocalíptica. Triste época esta en la que nos ha tocado vivir de próceres sin palabra y sin vergüenza.

No me extiendo más, hay que dejar espacio para lo realmente importante, lo que va a condicionar nuestra vida en los próximos lustros: los tuits de Zapata. Es lo que toca. Así no quedará espacio para publicar las conclusiones a las que ha llegado un grupo de expertos externos después de hacer una auditoría de la deuda griega. Las conclusiones son demoledoras. Afirman, entre otras cosas, que las maniobras para convertir la deuda privada en pública hasta alcanzar el volumen actual atentan, por sus consecuencias, contra los derechos humanos y, en su opinión, no debería pagarse. Toma castañas.

sábado, 6 de junio de 2015

Al poder se le terminó la paciencia democrática

Al poder se le terminó la paciencia democrática
Por Angel Cappa
(http://www.eldiario.es/contrapoder/poder-autoritarismo-democracia_6_394120612.html)
Han bastado los resultados de las recientes elecciones municipales y autonómicas para que al poder se le cayera la careta democrática y mostrara su cara real: arrogante, prepotente y autoritaria.


“Franco fue bastante socialista"
Esperanza Aguirre, en un programa de RTVE en 2008

Le duró exactamente hasta las elecciones recientes, cuando el pueblo decidió en las urnas cambiar el rumbo de la realidad. Ese fue el punto final de la simulación. A los que mandan se les borró de la cara de piedra la sonrisa forzada y sacaron el garrote verbal para arremeter contra todo lo que no huela a orden establecido. Algunos de sus más enardecidos y atemorizados por el advenimiento de las ”hordas populistas”, como Esperanza Aguirre, ofrecen un espectáculo patético matizado con ciertas aristas cómicas que avergonzarían hasta el mismísimo y generalísimo Franco. Sin embargo, el mensaje es el medio y el mismo de toda la élite dominante que, como nunca, al menos desde la transición, recurre a las consignas del miedo y la amenaza de forma desordenada, atolondrada e indiscriminada que, aunque le resta credibilidad, le sirve para sofocar la euforia de la ilusión y provocar el estupor de la gente que votó el cambio, y así gana tiempo para planificar el paso siguiente.

Amenaza, que algo queda

Los endiosados inversores que tanto respeto despiertan en el neoliberalismo vigente recorren el camino inverso del lobo, que iba a venir si los niños se portaban mal. Nos dicen ahora que si nos portamos mal, es decir, si reclamamos justicia, los dueños del dinero se van y ya veremos lo que eso significa para el bienestar del que gozan los parados, los desahuciados, los más pobres, los ancianos desvalidos y los miles de jóvenes españoles que recorren el mundo por su “afán aventurero”.

El poder económico nos advierte contra el “marxismo leninismo” de los votos ilusionantes y, por si fuera poco, del tono “bolivariano” de quienes proponen una sociedad mejor. Le recomienda a Ada Colau que “aprenda rápido” la economía sin política que ellos difunden -es decir, sin gente- y sepa cuanto antes de la justicia que supone que las 20 familias más pudientes de España acumulen más riqueza que los 14 millones de personas más pobres.

A Manuela Carmena y a Ada Colau, que gobernarán con la gente las alcaldías de Madrid y Barcelona, los diarios económicos que leen los que mandan no vacilan en calificarlas de extrema izquierda, de radicales incorregibles, porque tratarán de hacer cumplir los deseos de los muchos ciudadanos que las votaron. Por supuesto no pierden el tiempo en explicar los fundamentos de tales acusaciones. Los que deciden saben de qué se trata y también saben qué hacer para embarrar la cancha.

El miedo como advertencia

No falta quien alerta de las próximas violaciones de monjas que inevitablemente, como sabemos, están unidas al reclamo de pan y trabajo. O de la quema de conventos y de iglesias, ligadas indefectiblemente al currículum de los desahuciados que piden un lugar para vivir. O la creación de soviets, como es costumbre entre quienes reclaman más y mejor atención médica.

Algunos son capaces de sacar la cabeza que habían metido de debajo de la mesa para esconderse ante tantísima corrupción oficial, para acusar desvergonzadamente que si asumen quienes eligieron los ciudadanos, será el fin de la democracia y -ya que estamos- de la libertad.

Claro que para ellos hay democracia cuando ganan ellos, y la libertad consiste en hacerse cada vez más ricos a costa de todos los demás. Y el que no lo entienda así “que se joda”, como dijo Andrea Fabra -diputada del PP en el Congreso- refiriéndose a los más perjudicados por las medidas económicas y sociales del gobierno.

Mientras tanto, y rápidamente, los desplazados de los municipios y las comunidades destruyen montañas de documentos oficiales. Saben que es delito y que no pueden hacerlo, pero pensarán que mucho peor será que les descubran las vergüenzas los “bolivarianos marxistas-leninistas” que no respetan ni los secretos de Estado.

Terminó el carnaval

Y entonces los poderosos se quitan la careta y aparece el gesto de soberbia y de fastidio que no les veíamos. Se les caen la vergüenza y la apariencia, y se nos muestran tal como son: arrogantes, prepotentes y profundamente intolerantes.

Todo lo que parecía democrático no era más que una farsa, una actuación obligada para tenernos a su servicio sumisos y contentos.

Nos contaron una y otra vez que la realidad es como es, es decir, unos pocos disfrutando del esfuerzo de muchos condenados al sufrimiento por la naturaleza de las cosas. Y que esa realidad es el fin de la historia, inamovible, que nada ni nadie puede modificarla sin caer en despropósitos comunistas, bolivarianos, leninistas y cosas por el estilo que seguramente ni saben de qué se trata, pero saben que son palabras que asustan.

Pero claro, se les fue la mano. El castigo de la crisis que ellos provocaron y que en realidad fue una estafa lo pagó la mayoría y muy duramente, y ya no cabe ninguna mentira más.

Los ciudadanos votaron para quitarse de encima tanta injusticia, tanta mentira, y la paciencia democrática del poder se agotó inmediatamente. El poder quedó en evidencia. Jamás fue democrático y tampoco en esta ocasión. A los trabajadores les costó enormes sacrificios durante muchos años arrancar al poder todos los derechos humanos, laborales y sociales. Nunca el poder entregó nada gratuitamente. ¿Podíamos esperar ahora una actitud democrática y de respeto a quienes eligieron otra forma de convivencia?


La inocencia también tiene un límite.


DESENCHÚFATE!!

<b>DESENCHÚFATE!!</b>
(Fotografía:El mejillón suicida)