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martes, 21 de agosto de 2012

Y van y le dan un paracaídas al hijo de puta (o por qué Assange debía morir)


Y van y le dan un paracaídas al hijo de puta (o por qué Assange debía morir)

Opinión: PABLO IGLESIAS TURRIÓN

De esta manera tan gráfica describió el hijo del presidente Eisenhower la caída de Gary Power el primero de mayo de 1960 en territorio soviético, cuando el U2 que pilotaba fue derribado. Los norteamericanos afirmaron que se trataba de un vuelo de observación meteorológica pero la captura con vida de Power (que sería intercambiado por un espía soviético años después) sirvió para demostrar al mundo que los Estados Unidos no estaban por la labor de relajar la tensión de la Guerra fría.
Si la CIA se equivocó al equipar los aviones U2 con paracaídas, los estadounidenses y los británicos se equivocaron al no ejecutar a Assange cuando pudieron hacerlo. Quizá la mujer que declaró ser violada por el fundador de Wikileaks y que, según afirman numerosos analistas, trabajaba para la inteligencia angloamericana, debía haber asesinado a Assange al estilo Nikita. De este modo, lo más que hubiera podido ocurrir es que continuara la tradición de best sellers y películas de espías suecas a lo Mankell o Larsson.
Pero no, el hijo de puta está vivo y a día de hoy ya no es un peligro por haber publicado documentos secretos del gobierno de los Estados Unidos o por haber dejado a la vista la corrupción y la hipocresía de la política internacional de las grandes potencias. Hoy Assange es peligroso por otra cosa. Si algún efecto está teniendo su presencia en la Embajada de Ecuador en Londres es el de hacer crecer exponencialmente el prestigio internacional de Ecuador y de las democracias latinoamericanas que le apoyan. Y créanme que, en tiempos de crisis como los que vivimos con la legitimidad de los regímenes políticos europeos en horas bajas, que América Latina se cuelgue la medalla de oro de campeona de la Democracia tiene su importancia.
No podemos olvidar que los medios de comunicación controlados por los gobiernos y por los magnates estadounidenses y europeos llevan años lanzados en una campaña que pretende desprestigiar a los países latinoamericanos que han desafiado la autoridad de Estados Unidos, la de sus aliados europeos y la de las instituciones económicas y militares globales. Por muchas elecciones que ganen Correa, Chávez, Morales o Cristina Fernández, por más que sus políticas sociales hayan reducido la desigualdad, por más que infinidad de organismos internacionales independientes certifiquen que estos países son un ejemplo en el respeto de los derechos civiles, el mensaje de los poderosos es el mismo: son "populistas" y siempre son preferibles los golpes de Estado (como los de Honduras o Paraguay) a que ganen las elecciones estos hijos de puta.
El problema es que ahora, para todo el mundo, algunas cosas están claras. Está claro que la amenaza británica de asaltar la embajada ecuatoriana, viniendo de un Estado que ha concedido asilo a numerosos disidentes rusos reclamados por su país, que protegió a Pinochet y que se ha opuesto históricamente a conceder la extradición de criminales de guerra nazis, es una vergüenza que deja la calidad democrática del Reino Unido a la altura del betún. Está claro también que la negativa sueca de interrogar a Assange por vídeoconferencia o de desplazar al juez a Londres para hacerlo, responde a su voluntad inequívoca de entregárselo a Estados Unidos, lo cual representa una humillación sin límites a las tradiciones de un país famoso en el pasado por proteger a perseguidos políticos de todo el mundo. Y está claro, por último, que el presidente Correa y las democracias latinoamericanas están dando una lección al mundo en lo que al respeto de los derechos humanos y al ejercicio de la soberanía se refiere. Quizá la represaliada Ana Pastor debería ahora darse cuenta de que cuando entrevistó a Correa estaba tratando con un presidente demócrata que se niega a entregar la soberanía de su país a poderes extranjeros; todo lo contrario que el presidente que padecemos en España.
En noviembre de 1917, el comisario de Asuntos Exteriores de la Rusia revolucionaria León Trotsky dio una lección al mundo, haciendo públicos todos los tratados secretos firmados por el régimen zarista y declarando que la diplomacia secreta era un instrumento de la minoría propietaria para engañar a las mayorías y someterlas a sus intereses (qué hijo de puta, debieron pensar en todas las cancillerías europeas). El presidente estadounidense Woodrow Wilson imitaría a los bolcheviques poco después y declararía que los pueblos no podían ser tratados como simples objetos. Fueron los horrores de la Primera Guerra Mundial los que sensibilizaron las conciencias de millones de personas en todo el mundo facilitando el arrollador crecimiento del mayor movimiento democrático de la historia, el movimiento obrero que puso en jaque a las potencias Europeas que habían dominado la política internacional hasta entonces. El fascismo y el nazismo fueron la mejor vacuna frente a ese impulso democrático.
Hoy, cuando un nuevo conflicto armado de dimensiones imprevisibles amenaza con desencadenarse en Oriente Próximo, la "Crisis Assange" está poniendo de manifiesto ante la opinión pública mundial al menos dos cosas. En primer lugar, que el respeto por las libertades de las grandes potencias termina donde empiezan los intereses económicos y geopolíticos de una casta que no tiene más patria que su dinero y, en segundo lugar, que la esperanza democrática se llama hoy América Latina.
*Pablo Iglesias Turrión es profesor de Ciencia Política en la Complutense y presentador de la tertulia política televisada La TuerKa



domingo, 19 de agosto de 2012

Cosas De La Gran Democracia Del Norte:Multas A La Caridad

La caridad sale cara: multan a una mujer por alimentar a niños pobres  


Una mujer de Filadelfia tendrá que pagar una multa si no deja de alimentar a niños de familias sin recursos
Podría ser multada con 600 dólares por cada día que repartió comida gratis. 

Angela Prattis, de la ciudad  Chester Township, donde el ingreso anual per cápita oscila en torno a los 19.000 dólares, decidió repartir comida gratis a los niños de la localidad durante varios meses.  Prattis distribuía la comida en su garaje, a donde acudían unos 60 niños cinco días en la semana. La Archidiócesis de Filadelfia suministraba la comida y controlaba el programa, ya que Prattis le presentaba informes semanales.  Sin embargo, cuando la alcaldía de la localidad se enteró de su labor, decretó que para ello Prattis debía de obtener un permiso para repartir comida o bien pagar una multa de 600 dólares por cada día de caridad. Dado que su labor de beneficencia duró tres meses, dicha multa ascendería a más de 50.000 dólares. En cualquier caso, la obtención del permiso es también bastante costosa y asciende a 1.000 dólares. Las autoridades insisten en que la mujer violaba las leyes de la localidad, ya que vive en una zona residencial donde el reparto de la comida gratis está prohibido.  En un primer momento la administración tenía la intención de cobrar la multa por este verano, pero después de que medios locales se hicieron eco del asunto, decidieron no hacerlo. La alcaldía permitió a Prattis a repartir gratuitamente la comida hasta el 24 de agosto, pero el próximo verano la mujer tendrá que pagar por sus labores de caridad. Prattis, que tiene tres hijos propios y uno acogido, declaró a los medios locales que nunca dejará a ayudar a los niños pobres.

lunes, 6 de agosto de 2012

Que Vean Antes Esta Otra Ecografía. Por Manolo Saco


Que Vean Antes Esta Otra Ecografía. 

Por Manolo Saco

Las personas de derechas de toda la vida dicen ser de centro, porque piensan que en el centro se halla la virtud. Y no hay cosa que más agrade al espíritu de la gente de derechas que su particular sentido de la virtud. Conozco, en consecuencia, virtuosos de “centro de toda la vida”, piadosos defraudadores, homófobos, ladrones, maltratadores, que creen firmemente que la derecha es un invento de la izquierda para desacreditarlos, porque en sus cabezas no cabe que pueda existir nada más a la derecha que el centro mismo del mismo centro. Es lo que se llamaría una nueva geometría moral.

El centrado de toda la vida, aunque sea fumador, esnife coca y beba regularmente alcohol hasta perder las formas al volante, cree que los drogadictos que ponen en peligro los pilares de la estructura social son los otros, es decir, esa otra legión de malditos que se pinchan heroína adulterada entre las ruinas de los poblados marginales y que te asaltan con una jeringuilla para robarte la pasta; no como la gente de centro de toda la vida que te roba limpiamente vendiéndote participaciones preferentes o hipotecas a precios de usura.

Por exigencias de la nueva geometría moral, los suníes creen que los chiíes son una despreciable secta del Islam, y viceversa; y los católicos tildan a los adventistas del séptimo de caballería, o como se llamen, de formar parte de otra secta mezquina. Aunque nosotros bien sabemos que la religión no es otra cosa que una secta que ha prosperado, al igual que el centrista de toda la vida es un facha que ha prosperado socialmente.

Traigo aquí aquellas palabras del cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, preocupado por las almas de los jóvenes (lo del paro juvenil ni le sonaba), preguntando a las escuelas laicas que amenazan con arruinarle su negocio “si la atracción de la juventud hacia las sectas y los fundamentalismos no es una consecuencia de haber ocultado algo tan normal y humano como es la experiencia religiosa seria”. Es decir, seria como la suya, que no es una secta, ni se nutre de ninguno de los estupefacientes con que se drogan los fundamentalistas. Una vez más, la historia se repite: los drogadictos son siempre los otros, los que utilizan drogas distintas a las admitidas socialmente.

Ahora, Tomás Gómez, el secretario general de los socialistas madrileños, mientras denuncia que el gobierno de Rajoy está trufado de fundamentalistas religiosos, define al Opus Dei como “prácticamente una secta… una pseudosecta”. Hasta Tomás Gómez confunde el culo con las témporas. Si es una pseudosecta… es una religión, de la misma manera que un pseudoladrón resulta ser un tipo honesto, o un pseudoidiota es más listo que el hambre. Y creo que eso no es precisamente lo que quiso decir el líder de los socialistas madrileños, al que admiro por cómo se explica. Debería saber que las religiones cristianas son todas unas sectas de la religión judaica, que a su vez es un compendio de las numerosas sectas de las tribus nómadas que acabaron poblando los relatos fantasiosos de la Biblia… que a su vez… La diferencia, pues, entre una religión y una secta es clasista: es el rico triunfante despreciando el tamaño de la pobreza de los demás, el dictador definiendo los límites de la libertad de quienes tiene amordazados.

Digamos que Tomás Gómez quiso decir que el Opus Dei es una secta procedente de otra secta, la católica, una sectita, una sectucha de mierda, porque, gracias a la nueva geometría moral, y como bien define el Diccionario de la Real Academia, el sentido peyorativo de secta es el “conjunto de creyentes en una doctrina particular o de fieles a una religión que el hablante considera falsa”. En el caso de las religiones, que hasta el propio dios sabe que son todas falsas, es como una discusión entre locos en la que todos se insultan llamándose locos los unos a los otros.

Uno de los miembros más conocidos del Opus Dei en el PP, procedente de la vieja UCD, aquella tropa que ya entonces creía ser “de centro”, gracias a esa nueva geometría imposible que comentamos, es Juan Cotino, exdirector General de la Policía con Aznar (otro elemento insufrible del extremo centro), y hoy presidente de las Cortes valencianas. Cotino, de misa diaria, soltero, miembro de la secta con mayor influencia en el Vaticano, se opone al aborto, bajo cualquier supuesto, porque el feto nonato que él jamás ayudará a traer al mundo, sea malformado física y mentalmente o esté condenado a morir en breve, tiene derecho, según él, a la vida pasando por encima del derecho de la madre a evitarle tal sufrimiento, porque su dios, infinitamente caprichoso y malvado, disfruta con el dolor de sus criaturas.

Partiendo de que para ser miembro del Opus Dei es necesario padecer cierta malformación moral de nacimiento, no debería resultarnos extravagante que a un extremo centrista como Cotino le haya parecido buena idea que, para disuadir a las abortistas de sus malas intenciones, se les obligue a ver una ecografía del feto de su nonato, esa maravilla de criatura en forma de feto que alberga en su vientre, esa bendición del Cielo con síndrome de Down, espina bífida o hidrocefalia grave enviada por su dios para hacer del hogar la antesala torturante del paraíso que les espera.

Visto lo visto, atención, traigo una propuesta revolucionaria.

Por las mismas leyes que rigen en la nueva geometría moral de su secta podrida, elitista, homófoba, apoyo de golpistas de toda laya, cada vez que el gobierno del partido de Cotino se disponga a recortar apoyos a la dependencia, reducir la aportación del subsidio de desempleo, empobrecer a las clases más débiles con la subida del IVA, desmantelar el sistema sanitario y de enseñanza pública, hundir a los mineros en el fondo de la mina, o dejar sin paga extra a los funcionarios… antes de que lleven a cabo toda esa cirugía, más sangrienta y dolorosa que cualquier aborto, propongo que obliguen a Cotino y al resto de los miembros del Opus Dei que mariposean por el consejo de ministros a contemplar una ecografía gigante de los ciudadanos españoles, una ecografía de esos hogares en los que entre todos sus componentes no ingresan un duro, donde los hijos pierden su trabajo para poder atender a sus mayores incapacitados, para que vean cómo se retuercen, como fetos, sus compatriotas víctimas de la depresión física y mental provocada por las medidas ultraliberales de sus secuaces meapilas.

Que vean en directo, en esa cámara que más bien parece un limpiaparabrisas, cómo se desangran los hogares españoles con cada punto del IVA que suben, con cada ayuda a los desamparados que eliminan, con cada trabajador que envían al paro sin coste alguno. A ver si aún así tienen cojones de gritar ante la pantalla ¡que se jodan!

Primero, esa ecografía. Y después hablamos serenamente del aborto, repugnantes pedazos de hijos del Opus Dei.

(Meditación para hoy: según los socios de esta secta, el derecho a la vida es prioritario, aunque el feto llegue con una malformación severa e incapacitante. Una vez en el mundo, los mismos que le obligaron a nacer le sisarán, vía recortes oportunos, la ayuda necesaria para sobrellevar su dolor y el de su familia. Luego, para rematar la ignominia, vendrá el cura del pueblo gallego de Tarrío (Padrón) a negarle la comunión, porque “darle la partícula a una persona como ella es como tirarla”. Con todo, lo más doloroso de todo ello es que de nada sirve que te cagues en su dios, porque no existe.)
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Manolo Saco

Periodista (Ourense, 1947). Desde el año 1971 ha trabajado en Cambio 16, ha sido director de la revista Ciudadano de defensa del consumidor. Fue jefe de la sección de Economía y, posteriormente, de Cultura y Sociedad de los Servicios Informativos de TVE, subdirector del diario El Sol y otros. Fue columnista de Público.

Fuente:
http://www.eldiario.es/zonacritica/2012/08/06/que-vean-antes-esta-otra-ecografia/

DESENCHÚFATE!!

<b>DESENCHÚFATE!!</b>
(Fotografía:El mejillón suicida)