Blog Colectivo.Abierto A Toda Mente Despierta Que Desee Colaborar.

Nada Podemos Esperar Sino De Nosotros Mismos!!

viernes, 28 de noviembre de 2014

Beiras: "O la ciudadanía barre a esta chusma a votos o a pedradas, o tendrá que asumir ser esclava"

Beiras: "O la ciudadanía barre a esta chusma a votos o a pedradas, o tendrá que asumir ser esclava"

(http://www.eldiario.es/politica/ciudadania-chusma-pedradas-asumir-esclava_0_328617990.html)

Xosé Manuel Beiras (Santiago de Compostela, 7 de abril de 1936) es uno de los veteranos de la política española y gallega. Tras dos décadas al frente del Bloque Nacionalista Galego (BNG), en 2005 se retiró de la primera línea política, a la que volvió en 2012 para liderar una escisión en la formación nacionalista Anova. Unos meses después se puso al frente de la coalición Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), que en las elecciones al Parlamento gallego de octubre de 2012 consiguió nueve diputados, dos más que su antigua formación, el BNG.
El portavoz de Anova concede esta entrevista a eldiario.es a través de Skype. En ella habla de su futuro político, del papel que cumplió la campaña electoral de las autonómicas, en la que Pablo Iglesias colaboró como asesor de AGE y que sirvió como laboratorio político para Podemos. Implicado en los procesos de convergencia de cara a las próximas citas con las urnas, Beiras desgrana algunas de las claves por las que a su entender deben pasar esos procesos.
En este punto de la historia, ¿cómo está de fuerzas?, ¿hay Beiras para rato?
Eso nunca se sabe. Yo practico una máxima que ya no recuerdo de quién es y que dice: “Hay que pensar como si fueses a vivir eternamente y vivir como si fueses a morir al día siguiente”. Y eso es lo que hay que saber. Por lo tanto, no sé si hay Beiras para rato o no va a durar nada porque puedo tener un accidente de coche mañana y morir completamente sano, como le decía un paciente a un médico de Muxía hace muchos años, que era amigo. Estaba muy mal y el médico le decía: “Tienes el corazón bien, el hígado bien, los riñones están bien”. A lo que le contestó el enfermo: “Total, que voy a morir completamente sano”.
Me refiero a su reciente paso por el quirófano.
Claro. Tengo un inquilino gratuito que me instalaron en el tórax, que atiende por Rosendo porque lo bauticé así, con el que tuve que negociar un acuerdo de cohabitación porque el muy cabrón quería la presidencia de la república, y le dije que de eso nada, que, si eso, la presidencia del gobierno, pero que la presidencia de la república era mía, de mi república personal. Un marcapasos.
En escenario de elecciones autonómicas, ¿volverá usted a presentarse a la presidencia de la Xunta de Galicia?
Yo confío en que no haya elecciones autonómicas más, en que reviente esto antes de que toque convocar autonómicas. O la ciudadanía en el Estado español barre a todos estos, a esta chusma podrida, a votos o a pedradas o, si no, tendrá que asumir ser sierva y esclava durante unos cuantos años más. O hay una ruptura en serio o habrá una situación de facto cuasi totalitaria, que es la que tenemos hoy, disfrazada de lo que quieran. Por lo tanto, confío, apuesto, por que no haya más elecciones autonómicas, que haya un cambio de régimen antes de las próximas.
Pero si ese cambio de régimen no se da y Feijóo convoca elecciones, ¿Beiras volverá a ser candidato a la presidencia de la Xunta o todavía no lo sabe?
No, no será candidato, ¡qué coño! No. No olvidéis que yo desde el año 2005 había renunciado a ser ni siquiera diputado, y seguí en el Bloque durante muchos años. Si acepté volver al Parlamento fue por disciplina respecto de lo que Anova me reclamaba que hiciese cuando se construyó la coalición AGE; que yo no quería volver al Parlamento, ni siquiera de diputado, estaba mucho mejor de predicador.

¿Cómo valora lo que está pasando en la política? ¿Qué explica esta revolución señalada por las encuestas?
Estamos en cambio de ciclo histórico, pero no solo a nivel del Estado: estamos afinando un ciclo histórico en el plano del sistema mundo, en el plano del proyecto de Unión Europea y también en el plano del régimen nacido de la Transición. En esas fases hay una situación que Giovanni Arrighi había definido como de caos sistémico y, por lo tanto, en una situación de caos sistémico o simplemente de caos se dan corrientes contradictorias. Yo pongo a veces la metáfora de la desembocadura del río Miño, que crea un estuario: hay una lengua de arena que crea muchas corrientes revueltas, se encuentran las corrientes del mar y del río, con el viento que puede venir de tierra o del mar. Es muy difícil navegar ahí.
Yo estoy de acuerdo con lo que ya escribía Eric Hobsbawn hace 20 años, que hay una crisis de los valores de la modernidad. Pero por otra parte están surgiendo las respuestas dialécticas a esa misma situación, porque estamos en una situación de preparto. Y yo confío en lo que está surgiendo, que emana de la propia entraña de la sociedad civil, de la ciudadanía activa, y que ha dado muchos avisos en los últimos años. Quien no hace caso de esos avisos es como en una región volcánica quien no hace caso de las humaredas que anuncian una erupción.
Usted es una de las personas que más conoce al presidente del Gobierno. ¿Quién es Mariano Rajoy?
El señor de los hilillos. En un régimen que evoluciona hacia atrás en vez de hacia adelante, como es el régimen nacido de la Transición, se va deturpando la democracia representativa. Ocurre algo que en el Parlamento de Galicia hace ya muchos años dijo un hombre con mucho talento y mucho humor, Carlos Mella, que había sido vicepresidente de la Xunta. Mella ponía el símil de lo que en teoría monetaria se llama la ley de Gresham, que dice que cuando los sistemas monetarios son sistemas metalistas, basados en cobre, plata u oro, la moneda mala expulsa del sistema a la buena.
En el mundo de las instituciones políticas algo pasó por el estilo, cada vez era más frecuente que candidatos puestos en las listas fuesen elegidos no por su capacidad y su talento, sino por su obediencia y porque pensasen poco y estuviesen dispuestos a apretar el botón de la votación según se les ordenase, sin pensar si lo hacían correctamente o no. Este proceso es el que da lugar a que un individuo como Mariano Rajoy pueda llegar a presidente del Gobierno.
Es un hombre que presume de que su lectura cotidiana es el Marca, que en las reuniones políticas, en cuanto podía escaparse, iba a verse el partido de fútbol. Lo más parecido es el personaje que interpretaba Peter Seller en Desde el jardín(Being There).
Cuenta Anxo Lugilde en su libro  De Beiras a Podemos que toda esa revolución que ahora está capitalizando Pablo Iglesias y Podemos empezó mucho antes, en Galicia, con Anova y AGE.
Sí. Vamos a ver, a mí no me gusta reclamar derechos de autor ni individuales ni colectivos, y creo que los procesos se dan en un contexto determinado, como puede ser Galicia con su idiosincrasia. Es cierto que la sorpresa del enorme apoyo electoral que tuvo AGE, que nace a finales de agosto de 2012, cuando se convocan elecciones anticipadas, se monta la coalición a toda prisa, sin recursos financieros, a base de ayudas de militantes o de ciudadanos que hace donaciones... Con todo eso se obtienen más de 200.000 votos y nueve escaños de los 75, pasando por encima del BNG. Ese fenómeno yo creo que sí es un precedente de Podemos.
Pablo Iglesias, que en aquel momento estaba en IU, fue asesor de Esquerda Unida, otro de los partidos que conformaron AGE, durante la campaña de aquellas elecciones, siguiéndola día a día. Hay quien dice que eso le sirvió de aprendizaje de una serie de cosas, que influyó en el diseño del proyecto Podemos y sobre todo del mensaje y del tipo de mensaje.
Con el proyecto de Anova y AGE, ¿ve espacio para que Podemos pueda tejer una propuesta política individual en Galicia, o la cosa debe pasar por lo que ya está construido?
Lo fundamental es que las fuerzas políticas que estamos en la izquierda asuman que este régimen político está finiquitado, podrido, gangrenado, y tengamos claras varias cosas. La primera, que es necesario diseñar y llevar adelante una estrategia de ruptura democrática que permita dar por terminado el régimen de la segunda restauración borbónica y abrir un proceso constituyente.
En segundo lugar, que el eje para esa estrategia de ruptura esté en unos planteamientos de ruptura con el ultraliberalismo. Eso equivale a decir que tienen que ser unos contenidos que respondan a las necesidades de la izquierda social. ¿Y cuál es la izquierda social? Pues en esta fase en la que el poder financiero, la plutocracia, tiene todos los poderes, maneja las instituciones políticas a su antojo desde fuera de ellas y provoca una desigualdad social cada vez más exacerbada, es la ciudadanía del común. Y eso tiene que ser una expresión hacia la izquierda, pero ya digo, no nominal o doctrinaria.
La tercera condición es que se parta del postulado de que las organizaciones políticas hasta ahora existentes con presencia y participación en las instituciones están podridas. Hay que recuperar la credibilidad y eso pasa por asumir que el protagonista es la ciudadanía y que, por lo tanto, el motor de ese proceso conducente a una ruptura democrática está en la ciudadanía que se autoorganiza.
Si eso es así, la oportunidad que se perdió es precisamente la de las elecciones europeas. Es importante que Podemos asuma entrar en el diálogo con los que estamos y vamos a intentar en las municipales no ir por nuestra cuenta sino apoyar a las 'mareas' o y las alternativas ciudadanas donde existan, intentar frentes amplios en donde no existan, conectar con la ciudadanía activa.
Que no tengan demasiados escrúpulos, que no consideren que cualquier relación de diálogo puede ser vista como que se va a acuerdos por cúpulas. Y que, además, para el horizonte de las elecciones legislativas, si queremos conservar el objetivo rupturista, que se centren sobre todo en este objetivo más que en ser Gobierno en unas instituciones que no sirven para gobernar.
¿Desde cuándo conoce a Pablo Iglesias? ¿Colaboró con él?
Yo conocí a Pablo Iglesias unos meses después del famoso 15M. Un amigo mío, Tone Gómez-Reino, muy activo en los movimientos sociales y muy relacionado con la gente que luego montó Podemos, me dijo que había un grupo de la Universidad Complutense de Madrid que estaba haciendo un gran documental sobre la situación de la juventud española y quería hacerme una entrevista. Estuvieron en mi casa una tarde entera haciendo la grabación, y ahí fue cuando conocí a Pablo. Después tuvimos algunos contactos, y de ahí a las elecciones de 2012, en donde él nos asesora durante la campaña. Seguimos teniendo relación, aunque nos vemos poco, porque él ahora es una estrella rutilante. Tenemos pendiente un encuentro para poder conversar tranquilamente.
Usted, como veterano político, ¿qué riegos ve en lo que está construyendo Podemos?
El valor más positivo de Podemos es que se convirtió en un referente que infunde confianza y tiene credibilidad entre la ciudadanía más frustrada. ¿Dónde están los problemas o las incógnitas? La primera incógnita que ellos van despejando es cuál es el conjunto social que apoya a Podemos. Esta incógnita no está todavía despejada del todo. Yo le decía a Pablo Iglesias: “Vosotros nacisteis como una alternativa electoral que ahora queréis plasmar en un proyecto político y en una organización política. ¿Cómo vais a encajar que eso pueda fidelizar a un electorado que apostó por vosotros, parte de él procedente de la abstención, parte procedente de partidos de izquierdas como IU o la propia AGE, pero también procedentes del PP y el PSOE?". En Galicia diríamos átame esa mosca por el rabo.
Además, hubo unos meses ahí atrás, tras las elecciones europeas, en que el discurso iba basculando entre dos ejes que a mí me preocupaban. Uno era el discurso del patriotismo. Porque, claro, el discurso del patriotismo en Venezuela o en Ecuador es perfectamente comprensible, pero en España tiene la connotación de la derecha o del patriotismo constitucional de los partidos de la restauración que lo invocaban. Por lo tanto, no era muy afortunado y podía inducir no solo a confusión, sino incluso a rechazo.
La segunda cuestión, y es muy importante, es que Podemos empezó también a tener un discurso orientado a ser alternativa de Gobierno. Y, claro, una cosa es gobernar en el sentido de ser pieza clave de una ruptura con el régimen actual y abrir un proceso constituyente y otra cosa es gobernar en el marco de las instituciones del régimen actual. Yo hace tiempo que sostengo, desde que empecé a afirmar hace más de diez años que este régimen está en descomposición, que una alternativa de izquierdas que sustituya al espacio que ocupa hoy el PSOE en las instituciones políticas no resuelve el problema. Mi convicción es que no se resuelve con un cambio de inquilinos en las instituciones de Gobierno, aunque este sea un cambio radical.
Algunas encuestas, entre ellas la última publicada por eldiario.es, señalan que la cuarta parte de los votos que le podrían llegar a Podemos procede de personas que anteriormente votaron al PP. ¿Cómo se explica esa transversalidad?
Es el voto de la protesta, de la gente defraudada. Pero ¿eso ideológicamente cómo se come? Es decir, puede haber gente que esté harta del PP por la corrupción, pero que en cambio siga teniendo un pensamiento conservador. No es fácil.
¿Cree que Podemos evita conscientemente autoidentificarse como una fuerza política de izquierdas?
En el lenguaje que utilizan dicen los de arriba y los de abajo. Si eso funciona mediáticamente, pues bueno. Pero a mí me parece que no se puede eludir la identificación como alternativa de izquierdas. Hay que dejar claro qué es izquierda objetivamente.
Yo me considero de izquierdas porque no puedo abandonar las luchas llevadas a cabo a lo largo de la historia. Las aportaciones nuevas que se hagan no se pueden hacer prescindiendo de eso que fueron los componentes de lo que se entiende por izquierda desde el siglo XVIII hasta hoy. Tiene que ser un movimiento de izquierdas pero sin ser un cliché de reproducir la revolución soviética, cubana o ni siquiera la bolivariana de Venezuela.
Si Podemos quiere no solo ganar sino hacer efectivo el patrimonio que alcance, tiene que pensar en una alianza de clases, y eso es efectivamente una idea de izquierdas. Aunque no sea en su sentido clásico, en el sentido de alianza entre obreros y campesinos, sino una mayoría social que es mucho más diversa.
¿Cuál cree que es la sensibilidad de la formación de Pablo Iglesias hacia las cuestiones nacionales no resueltas, como Galicia?
No lo enuncian con claridad; yo creo que condicionados por su base electoral, ese aluvión diverso. Tengo muy clara una cosa: si se quiere abrir un nuevo ciclo en la historia del Estado español, hay que resolver dos problemas que nunca se han resuelto en la sociedad española. El primero, que en España nunca hubo una revolución socialista, ni siquiera una revolución burguesa. Creo que somos los únicos en Europa que no hemos vivido una revolución burguesa. Tiene que haber un eje antisistémico, de acabar con el ultraliberalismo.
El segundo es la plurinacionalidad, la existencia de varia naciones en el Estado español que tienen derecho a la libre decisión. Si, por ejemplo, se hace una propuesta de un Estado español federal o confederal, no puede hacerse desde arriba, tiene que ser pacto federal o confederal en el que cada pueblo decida lo que quiere hacer. Y si quiere independizarse, pues se independiza, y ao carallo.
Usted llamó etnocida al presidente Núñez Feijóo. ¿Podría ahondar sobre esa idea?
Porque hacer una política agresiva desde el Gobierno contra la cultura propia del país se llama etnocidio. Por ejemplo, en plan sarcástico, yo le he dicho que es el único país que yo conozco del planeta en el que un Gobierno emprende una campaña de analfabetización en el idioma propio del país. Lo llamé brigada de demoliciones, etnocida y ecocida, porque también se está cargando los sistemas naturales.
¿Cómo se explica que el presidente de la Xunta siga en su sitio después de las fotos con el narco Marcial Dorado? ¿Qué clase de sociedad dibuja ese hecho?
¿Y en Madrid? ¿Cuántos años lleva el PP en Madrid con la inefable Esperanza? José Luis Sampedro, cuando ya era muy mayor pero seguía igual de lúcido, decía: “En Madrid, con Esperanza, no hay esperanza”. Yo recuerdo cuando en los 90 iba a Madrid y me decían: “Joder, ahí en Galicia con Fraga”. ¿Y en Gran Bretaña con Thatcher? ¿Y cuánto duró? Y además el relevo fue Tony Blair, que luego se convirtió en Tony Bless y, tras la invasión de Irak, en Tony Bloody. ¿Cómo se explica el fenómeno Thatcher en la Gran Bretaña de los 'trade unions', del laborismo no se qué, de la cultura cívico-democrática británica? ¿Cómo se explica aquí Feijóo? Que primero me expliquen cómo se entiende en Madrid todavía lo que hay en el PP ahí, en la Comunidad y en la capital. Y cuando me contesten, podré tener elementos para poder contestar a la pregunta de cómo se entiende lo de Feijóo aquí.
Este martes pasó algo interesante en el Parlamento Europeo. El Papa pronunció un discurso para los eurodiputados. ¿Usted con quién está, con los grupos de izquierda que abandonaron la sesión o con Pablo Iglesias, que se quedó dentro y alabó la figura del Papa?
Primero, me importa un huevo la presencia del Papa en el Parlamento Europeo. Segundo, lo único que me importa de la Iglesia católica es el poder que tiene. Me jode. La jerarquía, no los fieles. En tercer lugar, yo no estaba allí. En cuarto lugar, no escuché nada ni leí nada de lo que dijo allí el Papa. Yo no estoy al día de todo lo que pasa en cada momento, de verdad. Si hay alguien que sea Papa o no sea Papa que ofende los derechos de las mujeres, naturalmente yo no solo me levanto, sino que seguramente le increpe.
Estamos a seis meses de las elecciones municipales. Junto con movimientos como Guanyem o Ganemos, en Galicia están cogiendo fuerza las 'mareas'. ¿Cuál es el papel de Anova en estos procesos?
Apoyar y participar en las 'mareas' allí donde existan, y no como organización, sino como conjunto de militantes que se implican, sin pretender Anova liderar o protagonizar, ni dar consignas. A partir de determinado momento sí que pensamos que las formaciones políticas como Anova  tienen algo que decir, trasladar propuestas como organización, sin pretender suplantar.
¿En aquellos municipios en los que no existan estas plataformas van a presentarse en solitario o intentarán impulsar candidaturas de confluencia con otras fuerzas?
Tenemos que tratar de impulsar frentes amplios, y si no es posible y la organización cuenta con la posibilidad de presentarse en solitario, hacerlo.
¿Qué le queda a Beiras dentro del BNG?
Me queda en primer lugar mi experiencia, mi participación y mi contribución al diseño y al parto del BNG de 1982, que fue un diseño absolutamente rompedor. Fue en gran medida ese diseño, y la práctica del BNG durante al menos los dos primeros decenios, un precedente de muchas cosas que surgieron después en movimientos en Latinoamérica; por ejemplo, en el Partido de los Trabajadores (Brasil). El problema fue cuando el BNG se desvía de eso y se convierte en otra cosa.
La corriente denominada como Cerna acaba de salir de Anova en su primera crisis interna fuerte desde su nacimiento. ¿Qué pasó con personas como Mario López Rico o Luis Eyré, con los que tanto ha colaborado usted, para que la cosa acabara en un divorcio?
Yo te propondría que se lo preguntases a ellos. Yo no lo sé, no estoy en su cabeza. Yo no fui el actor de eso.
¿Sintió alguna vez que había caballos de Troya dentro de Anova?
No. Pero Anova se construye y se funda como una forma diferente de entender la política, con protagonismo de la ciudadanía, y con un diseño organizativo con una nueva cultura política. Acabábamos de fundar una escuela y, como en todo proceso de aprendizaje, siempre puede haber quien no acaba de entender.


viernes, 21 de noviembre de 2014

La Duquesa De Alba Y La España Que Se Inclina

La duquesa de Alba y la España que se inclina
Iñigo Sáenz de Ugarte
21/11/2014
(http://www.eldiario.es/zonacritica/muerte-duquesa-alba-privilegios_6_326577377.html)
Capilla ardiente de la duquesa de Alba en el Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla. Foto: EFE.

¿Qué impide vivir como le dé la gana a una persona con un patrimonio de unos 2.500 millones de euros? Alguien que ha vivido bajo un manto de privilegios desde su infancia. Alguien que formó parte de la élite social durante una dictadura. Alguien a quien el folclore popular en algunas zonas del país le profesa un amor sincero y absurdo. Hasta un monje budista educado en el más estricto ascetismo dejaría de ser persona para convertirse en personaje.

Y sin embargo, lo que hemos visto con el fallecimiento a avanzada edad de la duquesa de Alba ha sido la competición habitual en este país por corresponderle con elogios empalagosos y frívolos tanto desde sectores conservadores para los que una aristócrata perteneciente a una familia con raíces en la historia de este país es un símbolo positivo por definición como desde personas que dicen ser de izquierdas, impresionadas aún por el hecho de que las élites no tuvieran problemas en acogerles con los brazos abiertos en los años 80. Una cosa que está a medias entre el síndrome de Estocolmo y unas convicciones que hace años se convirtieron en simple pose.

De ahí esos titulares en los que se ha homenajeado a la "duquesa rebelde" sin que quede muy claro contra qué se rebeló durante el franquismo, como no sea la moral sexual de la época, y tampoco creo que sea necesario especular sobre este último punto. En su intento por seguir hundiendo el prestigio que le pueda quedar, Alfonso Guerra, cuyo izquierdismo en el Gobierno ya quedó desnudado por un libro de Jorge Semprún, se ha unido a la lista de cortesanos armados de los tópicos de rigor. Y es difícil superar en ese campo al que fue alcalde de Sevilla durante doce años, Alfredo Sánchez Monteseirín,  en un artículo en el que los elogios se atropellan para revelar lo que sucedió entonces: los socialistas llegaron al poder en Sevilla y se aseguraron de respetar los derechos adquiridos por personajes como la aristócrata. Porque fueron los socialistas los que premiaron con el distintivo de  "hija predilecta de Andalucía" a la mayor latifundista de la comunidad autonóma. Pero en algún momento alguien decidió que los latifundios y sus terratenientes son un factor de progreso y cohesión social, y los que no lo reconocen son unos envidiosos.

Quizá todo sea otro daño colateral de la Transición. El olvido exigía no pensar en la primera boda de Cayetana en 1948, que se ganó, con justicia o sin ella, la etiqueta de la boda más cara del mundo. En un momento en que incluso hasta los vencedores de la Guerra Civil pasaban hambre (imaginemos a los perdedores), se celebró lo que se llamó la última boda feudal de España. 2.500 invitados, un coste de 20 millones de pesetas de entonces (que en 1998 la revista Hola tradujo a 500 millones en dinero de ese año), decenas de miles de personas en las calles y una luna de miel que duró seis meses por Europa, México, EEUU y Cuba.

La duquesa se convirtió en un personaje de la jet-set internacional y su fortuna le permitió gozar de todos los privilegios imaginables, por más que la fe monárquica de la familia la mantenía a distancia esos años de la retórica fascista y militarista del régimen. Ninguna de sus propiedades sufrió mermas, antes al contrario, y su patrimonio gozó de la protección que el franquismo ofrecía a todos los que se contaban en esa clase social, lo que incluía la explotación de los trabajadores y la persecución de los que defendían sus derechos.

Era otra época y no conviene volarse la cabeza con resentimientos procedentes de cuando aún no habíamos nacido, dirá mucha gente. ¿Y ahora? ¿Qué convierte a una aristócrata en un modelo de imitación y elogio sociales que hace que los medios de comunicación compitan en darle una cobertura masiva en la actual situación económica del país? Su patrimonio está protegido por normas fiscales que permiten que el 90% esté exento del pago de impuestos. El hecho de que la mayoría de sus principales herederos resida en Madrid supone que no tendrán que pagar casi nada por el impuesto de sucesiones (por cortesía de Esperanza Aguirre e Ignacio González), una institución aparentemente marxista que  también existe en EEUU para los multimillonarios. Sus privilegios seguirán siendo los de sus familiares, que ahora han convertido la marca familiar en comercial para continuar llenando los bolsillos. Es una historia de dinero y las páginas de la prensa presuntamente seria mutada en prensa del corazón son sólo el teatro de guiñoles para distraer a la plebe.

En el colmo de la ironía, el fallecimiento de la Grande de España (sic) ha coincidido con la publicación en España del libro del economista francés Piketty, pero eso sólo es un guiño para los más leídos. Es más sangrante saber que ese mismo día en que los medios celebran a la aristócrata que todo lo consiguió por ser hija de su padre, se recordaba, por ser el Día Internacional del Niño, que  2,8 millones de menores viven en España en riesgo de pobreza y exclusión social. Haber nacido con más suerte.

Quizá todo se reduzca al mal endémico de esta sociedad, que va más allá del intento de vender periódicos o ganar puntos de share en la televisión. Al igual que en el caso de la muerte de Botín, los grandes medios y la España oficial optan una y otra vez por la genuflexión en vez de la reflexión. Quiten a esos niños hambrientos de la foto y hagan sitio a la "rebelde". Celebremos el banquete con las más altas autoridades del Estado y que se peleen los demás por las sobras. Igual que ocurrió en la boda de 1948.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Podemos Y La Clase Obrera

Podemos y la clase obrera


Miguel Ángel Villalón
Miércoles, 12 Noviembre, 2014


Podemos es una formación política muy reciente, fundada por activistas y pensadores enfrentados a los efectos sociales de la crisis económica iniciada en 2008. Recogiendo inteligentemente en su mensaje la indignación de quienes descubren la falta de escrúpulos de una oligarquía que se enriquece a costa de empobrecer a la mayoría, Podemos ha obtenido cinco eurodiputados y, según los últimos sondeos, alcanza ya los primeros puestos en intención de voto.

El Partido Popular gobernante y la derecha en general han reaccionado movilizando ideológicamente su base social contra Pablo Iglesias y los suyos, a los que presentan como unos peligrosos demagogos comunistas. El exgobernante Partido Socialista Obrero Español apoya la acusación de populismo y contraataca renovando, no su política, sino sus líderes. Estos hombres de Estado tachan de populismo a cualquiera que cuestione los dogmas del neoliberalismo. UPyD es aún más beligerante porque Podemos le ha arrebatado la iniciativa de la crítica fácil a la corrupción política al hacerla extensiva a la “casta” económica y financiera. Izquierda Unida (PCE) presencia con disimulado enfado cómo le desborda esta opción electoral que propone un programa similar al suyo.

Los obreros con mayor conciencia política y los comunistas no tenemos una opinión clara y compartida sobre Podemos. Algunos se han embarcado plenamente en este proyecto porque consideran que ofrece el camino más viable para desencadenar una revolución popular. Otros tienen una actitud hostil hacia el partido de Pablo Iglesias porque desvía a las masas de la lucha realmente resolutiva del proletariado contra la burguesía y las lleva finalmente a la impotencia e incluso a la desesperación que podría ser aprovechada por la reacción y el fascismo.

Lo más fácil, pero también lo más inútil es abordar el estudio de los fenómenos de una manera unilateral, subjetiva e incluso oportunista: es decir, tomar en consideración únicamente ciertos aspectos y exagerarlos para justificar los propios prejuicios, ya sean favorables o adversos. Necesitamos un análisis objetivo y una síntesis clara y decidida.

Qué pretende ser Podemos y qué es realmente
Los ideólogos de Podemos consideran de que se han producido importantes cambios sociales en los últimos años que hacen posible un cambio político. Puesto que la oligarquía económica y política se ve obligada a empeorar las condiciones de vida de la gran mayoría para superar la crisis y mantener su competitividad internacional, ya no queda más remedio que desplazarla del poder para que aquellas condiciones vuelvan a mejorar. Se podría entonces conseguir este objetivo por la vía electoral. Por eso, Podemos se presenta con un programa que confronta con aquella “casta” en términos inmediatamente aceptables para esa mayoría. Pretende ganar así las elecciones parlamentarias para formar un gobierno que promueva el cambio de las reglas del juego consensuadas en la Constitución de 1978, mediante un proceso constituyente dirigido a conquistar la soberanía popular.

Es innegable que, en estos últimos cinco años, estamos asistiendo a cambios importantes en el alineamiento de fuerzas sociales en los países desarrollados de Occidente. Tras la II Guerra Mundial, la burguesía dominante en ellos, temerosa de que la potente lucha de clase que desplegaban sus trabajadores siguiera el ejemplo de los países socialistas, les concedió gran parte de sus reivindicaciones para desmovilizarlos, aprovechando el prolongado crecimiento económico y los réditos de sobreexplotar al tercer mundo. Durante ese período, la distribución de la renta nacional entre las dos principales clases sociales se mantuvo con pocas variaciones. Cuando el capitalismo entró en crisis estructural en los años 70, sustituyó sus políticas keynesianas por políticas agresivas neoliberales que provocarían una continua reducción del porcentaje de los salarios en la renta nacional. Fue el principio del fin del "Estado del bienestar" para amplias masas obreras. Sin embargo, la liberalización financiera permitió mantener "artificialmente" el nivel de vida de la pequeña burguesía, de la aristocracia obrera y demás capas intermedias, hasta la gran crisis financiera de 2008. Desde este momento, sectores que habían apoyado hasta entonces la dominación de la gran burguesía sufren una brusca proletarización en sus condiciones de vida presentes y en sus expectativas, pasándose por ello a la oposición política.

Hasta hace poco, un programa como el de Podemos era inocuo para la dominación burguesa, porque las capas intermedias de la sociedad que se identificaban con él veían preservados sus intereses a través de la conciliación con la oligarquía y, por ello, la servían dócilmente en sus vínculos con las masas proletarias. Desde la crisis de 2008, una parte de aquellas “clases medias” ha comprendido que el gran capital ya no puede mantenerlas a cambio de sus servicios. Pasan entonces a utilizar contra él la influencia de masas de la que gozan. Anteriormente, los programas reformistas socialdemócratas se subordinaban al consenso alrededor de la Constitución de 1978. Ahora, Podemos utiliza un programa así para reunir a una mayoría electoral contra la oligarquía, su Constitución y sus partidos políticos. Además, al ser una formación nueva y carente de viejos cargos públicos, no está amordazada por las prácticas corruptas incubadas al calor de aquel consenso. Las contradicciones económicas y sociales sólo pueden resolverse al desarrollarse y Podemos es un producto de este desarrollo que apunta en una dirección progresiva.

No parece creíble que Podemos sea un engendro maquiavélico de la burguesía para desactivar peligros revolucionarios engendrados por la crisis. Tales peligros no son tan inmediatos como para que la clase capitalista arriesgue su dominación fomentando un partido que estimula la intuición antioligárquica de las masas. La burguesía es conocedora de la experiencia histórica y sabe que los obreros no pueden orientarse espontáneamente hacia la revolución y el comunismo, menos aún en un corto espacio de tiempo. Para ello, hace falta la intervención de un partido comunista capaz de infundirles conciencia revolucionaria. En España, ese partido todavía no se ha podido reconstruir porque llevamos demasiados años bajo el predominio del colaboracionismo entre clases y la reacción dogmática de los sectarios. Por eso, las masas obreras tardarán todavía bastante en actuar como un partido político verdaderamente independiente de la pequeña burguesía opositora. Es en ésta, y no en la gran burguesía, donde hay que buscar el origen y la pujanza de Podemos.

A la gran burguesía le habría bastado con “fabricar” un proceso de renovación de la socialdemocracia, como hizo en la Transición con el tándem González-Guerra, en vez de dar rienda suelta a líderes que han surgido de movimientos de protesta elementales. El eco mediático de Podemos, al igual que el del 15M, se explica por la simpatía de muchos profesionales de los medios de comunicación que también padecen la opresión oligárquica, pero sobre todo por el hecho de que, cuando los negocios escasean, ciertas fracciones de la burguesía recurren al pueblo para desplazar del poder a otras fracciones de su misma clase enquistadas en él a través de los partidos políticos dominantes. Intentan, en definitiva, regenerar el Estado para acabar recuperando el pleno control de la situación, pero también ocurre a veces que les salga el tiro por la culata. Los verdaderos revolucionarios nunca han sido indiferentes a las contradicciones en el campo enemigo y siempre han intentado aprovecharlas.

Sea cual sea la intención de los dirigentes de Podemos, lo que realmente cuenta es la masa de población que predisponen contra la oligarquía, el desplazamiento político de clases que esto representa y su aprovechamiento por parte del proletariado consciente.

Al limitarse al mínimo cambio al que pueda aspirar todo el pueblo, no cabe duda que el programa de Podemos es estrictamente el de la pequeña burguesía que se considera mejor merecedora de dominar la sociedad que la oligarquía “parasitaria y corrupta”. De ahí, la ambigüedad en materia de nacionalizaciones, la ingenua defensa de la Europa del antifascismo, etc. Podemos también es pequeñoburguesa por su origen en el 15M posmoderno, el cual rechazaba los sindicatos y partidos obreros e imponía antidemocráticamente la voluntad de la minoría a la mayoría a través de la trampa del consenso. Lo es asimismo por su composición social, puesta de manifiesto en su lista a las europeas, donde había un 51% de profesores e investigadores, un 30% de profesionales liberales y ningún trabajador industrial; y en su electorado que, según el CIS, está entre las nuevas clases superiores o entre las clases medias, siendo más escaso entre las capas sociales menos cultas, entre las masas obreras profundas.

Qué hacer con Podemos y al margen de Podemos
En definitiva, Podemos es, como poco, un rehén de la pequeña burguesía (por ahora, de la parte de la misma que confronta con la oligarquía financiera). Pero, 1º) como muestra la experiencia histórica, la pequeña burguesía ostenta la dirección política natural de las masas obreras cuando la conciencia y la organización de éstas se hallan escasamente desarrolladas. Es el caso actual, después de que las degradara el “Estado del bienestar” y la represión fascista, raíces materiales del revisionismo en los partidos comunistas occidentales. Los comunistas debemos ayudar a que aquéllas se emancipen de la tutela pequeñoburguesa por medio de la crítica, pero no sólo ni principalmente por ese medio. Es sobre todo necesario que participemos con ellas en esta etapa primaria de su nuevo despertar político, para que comprueben por su propia experiencia la justeza de los principios revolucionarios frente a los prejuicios reformistas de los dirigentes pequeñoburgueses. 2º) La lucha de la pequeña burguesía contra la oligarquía abre una brecha en la dominación de ésta, la descompone, y eso nos beneficia. Por eso, tenemos que apoyar dicha lucha puntualmente, en aquello que proporcione más libertad y mejores condiciones económico-sociales para la lucha de la clase obrera contra toda la burguesía. 3º) El sostenimiento a largo plazo de esta doble actitud por nuestra parte nos permitirá acelerar la transformación de la conciencia de las capas sociales recién proletarizadas, reforzando así a la clase obrera.

Uno de los defectos más criticados de Podemos consiste en su funcionamiento escasamente democrático, por el que el grupo de Pablo Iglesias tiene una ventaja importante sobre el resto de miembros. A pesar de los riesgos que esto entraña a la larga, en lo inmediato, esta construcción “desde arriba” puede ayudar a resistir a la presión de derecha que va a venir de las bases a medida que éstas se ensanchen, no sólo con elementos arribistas, sino sencillamente con esa masa intermedia atiborrada de prejuicios reaccionarios que la crisis ha sacado de la comodidad y de la indiferencia social. El centralismo democrático es el método de organización que necesita la clase obrera, pero, aplicado a una mayoría pequeñoburguesa como la que organiza Podemos, se vuelve contra los intereses del proletariado.

Aunque sea justo apoyar electoralmente a Podemos o a otras fuerzas interclasistas análogas mientras no tengamos posibilidades de conseguir la elección de un representante obrero comunista (que, por su firmeza, vale más que diez candidatos pequeñoburgueses), también cierto que esa táctica entraña el riesgo de desorientar a las masas que nos escuchan. Ese riesgo necesario debe ser contrarrestado combatiendo políticamente los errores y prejuicios de este partido.

El mayor error de los teóricos de Podemos es haber exagerado la crítica del dogmatismo comunista y la apreciación de lo nuevo, de las oportunidades, hasta el punto de caer en el empirismo. Negar la experiencia progresista anterior sin conservar sus fortalezas no es superarla, sino tirar al niño con el agua sucia. En el  mundo de los fenómenos, las cosas han cambiado drásticamente en relación con el período que media entre la Revolución rusa de 1917 y el fin de la guerra fría. A aquéllos les gusta mencionar este último acontecimiento como el punto de ruptura decisivo, pero no lo es realmente: ha habido otros puntos de ruptura mucho más causales antes y después, como la reconstrucción del sistema imperialista alrededor de los Estados Unidos de América tras la II Guerra Mundial, el viraje revisionista de la URSS, la crisis estructural del capitalismo iniciada en los 70 y su réplica financiera de 2008.

No querer reconocer los cambios evidentes en la superficie de la sociedad es incurrir en el dogmatismo y aislarse de las masas. Sin embargo, exagerar los mismos hasta el punto de olvidar la esencia capitalista invariada de la que son expresión es llevar a la gente a una aventura que acabará mal si, entretanto, no emerge una dirección política capaz de enderezar el rumbo a tiempo.

Si Podemos conquistara electoralmente la posición de gobierno con su programa actual, tendría dos opciones: 1º) ceder a las tremendas presiones de la oligarquía que ya están intentando convertir a esta formación en la nueva gestora de los intereses del capital financiero. Entonces, habrá desencadenado un movimiento opositor de masas que no existía anteriormente, que deberá desactivar y que se debatirá entre la reacción y la revolución, según la correlación de fuerzas de clase alcanzada. 2º) O bien aplicar dicho programa, en un proceso progresivo por el que las capas superiores de sus bases sociales se pasarán al bando oligárquico a medida que vean las cosas ir demasiado lejos para ellas. Y, en este caso, ¿en qué fuerza podrá apoyarse ese gobierno progresista, si se ha descuidado la organización independiente de la clase obrera? Se encontrará impotente frente a fuerzas reales muy superiores a las suyas (recuérdese el Frente Popular de España y la Unidad Popular de Chile). Tener el gobierno no es lo mismo que tener el poder: la alta burocracia del aparato del Estado y del ejército están ligados de mil maneras a los intereses de los grandes empresarios y banqueros. La batalla electoral y la conquista de un gobierno leal al pueblo son importantes, pero no servirán de nada si no se desarrolla una movilización de masas creciente, cada vez más cohesionada alrededor de la clase obrera.

El proyecto de Podemos no hará más que abrir la caja de Pandora de los truenos, si no avanza al mismo tiempo la reconstitución del partido revolucionario de la clase obrera. Para la puesta en pie este partido obrero independiente (aunque no sectario, sino dispuesto a apoyar a Podemos y a la democracia pequeñoburguesa en todo lo común), debemos criticar a la formación de Pablo Iglesias cada vez que perjudique la evolución comunista del movimiento popular con ataques a la cultura proletaria que, además, resultan innecesarios para agrupar hoy a la mayoría social deseada. Por ejemplo:

*Para conquistar el gobierno lo antes posible, entendemos que trate de atraer a electores que se consideran de derechas, pero que se oponen a las políticas oligárquicas. Esta confusión se explica por la corrupción derechista de importantes organizaciones de izquierda y la incapacidad de otras para continuar la causa del progreso social. En este sentido, es legítimo no partir del conflicto entre derecha e izquierda. Sin embargo, pese a esta situación coyuntural, no es correcto ni conveniente rechazar absolutamente la validez de estos conceptos. El nacimiento de los mismos coincide con el de la sociedad burguesa en la que todavía nos hallamos y que luchamos por superar. Se sitúan políticamente a la izquierda quienes abogan por el progreso social y a la derecha quienes quieren mantener el statu quo o dar marcha atrás al curso histórico. Cuando el capitalismo ha completado en lo fundamental su papel histórico progresivo, podríamos afirmar que sólo es de izquierda la lucha del proletariado por el socialismo. Sin embargo, también hay que incluir en ella los movimientos menos radicales de otras clases populares, puesto que la lucha socialista sólo puede florecer sobre el terreno de la lucha sindical y democrática. Los trabajadores asalariados no debemos despreciar este conflicto general entre izquierda y derecha: no debemos plantear nuestras reivindicaciones inmediatas desde un punto de vista conservador o reaccionario, si queremos cumplir con la misión histórica progresiva que compete a nuestra clase y que permitirá a la humanidad liberarse de las sangrantes lacras que la atenazan.
*Está bien querer sustituir a dirigentes corruptos e ineptos, pero no basta. Si no se pone fin a la subordinación del trabajo social a los intereses de unos pocos, por muy honestos y capaces que sean, la corrupción seguirá avanzando y pudriéndolo todo. La experiencia histórica enseña que denunciar a los corruptos sin denunciar al capitalismo corruptor sólo ayuda al fascismo a desarrollarse.
*El mundo está cambiando, pero es falso que este hecho reduzca las posibilidades del comunismo: al contrario, el desarrollo de las fuerzas productivas sociales y de las contradicciones de clases lo vuelve cada vez más vigente y pertinente.
*No es cierto que la cultura comunista y progresista sea impotente para el cambio político: al contrario, resulta indispensable para realizarlo, aunque sus formas deban adecuarse a las condiciones concretas. No se trata de “soltar lastres”, sino de recurrir en cada momento únicamente a los elementos oportunos de esta cultura en un proceso creciente que, si bien deja de lado aquellos otros que no están al orden del día, los respeta para reivindicarlos cuando sea preciso.
*Sin poner en primer plano las hipotecas del pasado que todavía no se comprenden mayoritariamente, es necesario recuperar con tacto y pedagogía la memoria histórica de nuestro pueblo porque el enemigo actual de la soberanía popular es heredero y protector del franquismo que la estranguló desde 1936-39. Nuestro patriotismo popular y democrático es incompatible con el nacionalismo español reaccionario e irracional.
*Aunque se promueva la unidad del sur de Europa contra las imposiciones de los países ricos del norte, al mismo tiempo, hay que denunciar la identidad de intereses de todas las oligarquías europeas y organizar la unidad de los trabajadores y los pueblos del continente, víctimas todos ellos de las políticas neoliberales. No olvidemos que España es una formación económico-social y un Estado imperialistas, donde el proceso de centralización de capitales propiciado por la crisis ha engendrado gigantescas empresas industriales y financieras que se hallan entre los mayores explotadores del planeta. De ahí su beligerancia y agresividad contra los gobiernos progresistas de Ecuador, Venezuela o Bolivia en los que se inspira Podemos.
*etc.
En síntesis, la clase obrera está interesada en respaldar las posiciones democráticas antioligárquicas de Podemos y en criticar todas las exageraciones posmodernas que predisponen la conciencia de las masas contra su necesaria evolución hacia el comunismo. Dicho esto, el éxito de las mejores intenciones de Podemos sólo podrá garantizarse al margen de Podemos: a medida que desarrollemos en las masas obreras la conciencia la necesidad de organizarse como clase y como partido político independiente, capaz de elevar la lucha democrática del pueblo hacia la victoria por medio de la revolución socialista liberadora.

(http://trabajodemocratico.es/content/podemos-y-la-clase-obrera)

lunes, 10 de noviembre de 2014

Si Podemos ganara...

Si Podemos ganara... 
por Ricardo F. Colmenero
 SI PODEMOS GANARA las elecciones, sostiene el doctor por la Universidad de Navarra, Miguel Carvajal, dejarían España con un 25% de paro. La corrupción estaría tan instalada en su estructura que hasta su tesorero pagaría sobres en B a los Monedero, Errejón y Pablo Iglesias, por no hablar de las obras de reforma de su sede. Sostiene Carvajal que si Podemos ganara las elecciones sus ministros acabarían trabajando para las multinacionales a las que habrían beneficiado mediante concursos fraudulentos. Se meterían a banqueros que timarían a jubilados, analfabetos y ciegos. Y crearían tarjetas de crédito con dinero negro para comprar putas y lencería. Si Podemos ganara las elecciones se gastarían millones en levantar edificios inútiles, redes de tren, carreteras y aeropuertos con presupuestos inflados. A los presidentes autonómicos les tocaría la lotería. Muchas veces. Vivirían en Palacetes, navegarían con narcotraficantes, abrirían cuentas en Suiza y tendrían testaferros que guardarían el dinero en latas de Cola-Cao enterradas en el jardín. Sostiene Carvajal que si Podemos ganara las elecciones habría más de 2.000 políticos imputados, su presidente hablaría en televisor de plasma, se reuniría con dictadores acusados de crímenes contra la humanidad, y vendería armamento a países acusados de violar los derechos humanos. Si Podemos ganara las elecciones no tendríamos ni una universidad entre las cien mejores del mundo, más de la mitad de los jóvenes no tendría trabajo y saldría del país. Su gestión económica sería tan nefasta que la deuda seguiría creciendo hasta superar la totalidad del PIB, para seguir financiando instituciones inútiles como las diputaciones, los consejos consultivos o el Senado. Los impuestos ahogarían tanto a los empresarios que seríamos líderes en economía sumergida, y la evasión fiscal rondaría el billón de euros. Si Podemos ganara las elecciones los jueces serían elegidos por los partidos políticos, que tendrían tribunales especiales, jubilaciones especiales, dietas de alojamiento aunque tuvieran casa, nunca pagarían un avión, ni un móvil, ni un taxi, pero podrían compatibilizar varios sueldos públicos con actividades privadas, y nadie controlaría su absentismo. Si Podemos ganara las elecciones 2,5 millones de niños no comerían adecuadamente en hogares con ingresos bajo el umbral de la pobreza. Miles de personas serían desahuciadas de sus casas y se quitarían la vida antes que vivir en las calles del país europeo con más viviendas vacías. Hay que ver qué cosas terribles ocurrirían si ganaran los de Podemos.

#Eivissadiuno @rfcolmenero77

http://www.elmundo.es/baleares/2014/11/07/545cfedaca4741c26a8b456f.html

martes, 4 de noviembre de 2014

La consulta española

La consulta española

por Javier Gallego

-¿Le encargaría la regeneración de su democracia a quienes la han degenerado durante más de 30 años, a los dos partidos que no han hecho limpieza hasta que la presión social y judicial ha sido insoportable?
-¿Cree que un cáncer puede curar el cáncer, que Jack el Destripador es un buen cirujano, que la enfermedad es el remedio? ¿Cree que esta vez no le engañarán los partidos que le han engañado tantas veces antes? ¿Les volverá a votar?

¿Dejaría usted su casa a alguien que se la ha llenado de ladrones? ¿Se la volvería a dejar a quien la ha destrozado organizando una fiesta? ¿Confiaría la limpieza de su hogar a una persona que durante años ha descuidado la higiene de su propia casa y cuando se pone a limpiarla lo hace solo a medias? ¿Le confiaría su dinero a un individuo que ha permitido que a usted le roben? ¿Nombraría usted director de su empresa a quien elige repetidamente a corruptos, chorizos y evasorespara puestos de responsabilidad? ¿Le pondría usted al cargo de su familia, su casa, su negocio, su gobierno?

¿Le encargaría usted la administración de su país a una persona que eligió a un delincuente para llevar las cuentas de su partido y que siguió confiando en él incluso cuando ya era público su delito? ¿Pondría la economía de toda la nación en manos de un partido que se financió con dinero negro bajo la dirección de su actual presidente? ¿Le pediría usted que gestione su hacienda a quien evade a la Hacienda pública? ¿Encargaría la reforma de su país a un partido que utilizó casi un millón de euros de dinero negro para pagar la reforma de su sede central? ¿Nombraría usted presidente del gobierno a la persona que estaba al frente de la formación cuando sucedieron estos hechos y que asegura que no vio cómo le robaban durante años delante de sus narices? ¿Podría usted confiarle un país a un hombre al que no se le puede confiar ni un partido político?

¿Y podría usted fiarle el dinero de todos los españoles a ese individuo? ¿Se lo podría fiar a un partido que no ha expulsado a los presidentes autonómicos que tampoco vieron cómo robaban millones de euros destinados a cursos de formación para parados? ¿Dejaría la democracia de este país en manos de partidos que no convocan elecciones después de que sus presidentes tengan que apartarse del cargo por escándalos de corrupción? ¿Nombraría usted como responsables políticos a personas cuya única respuesta a la corrupción hasta ahora ha sido pedir perdón porque se ven obligados y a veces ni eso? ¿Les daría la máxima responsabilidad a individuos y partidos que rara vez se responsabilizan de sus actos?

¿Le daría la administración de justicia a un partido que destruye pruebas judiciales? ¿Y a un partido que indulta a banqueros corruptos? ¿Y a uno que le da el tercer grado antes de tiempo a un miembro de su partido encarcelado por corrupción? ¿Y a un partido que afora a sus presidentes autonómicos para evitar que sean investigados por una jueza? ¿Dejaría usted su futuro en manos de estos partidos que colocaron a los suyos en la caja y no hicieron nada para evitar que la saquearan? ¿Dejaría usted la educación de sus hijos, su sanidad, vivienda, trabajo, infraestructuras y servicios públicos a los partidos de la Gürtel, los ERES, Bankia, las tarjetas opacas o la Operación Púnica? ¿Volvería usted a dejar el país en manos de los partidos de Rato, Blesa, Acebes, Aznar, Felipe González, Chaves, Griñán, Matas,Bárcenas, Zapatero, Rubalcaba, Cospedal, Aguirre o Rajoy?

¿Le encargaría la regeneración de su democracia a los dos partidos que la han degenerado durante más de 30 años? ¿Le encargaría la regeneración democrática a unos partidos que no han empezado a expulsar a sus corruptos hasta que la presión social y judicial ha sido insoportable? ¿Le encargaría un proceso constituyente a los dos partido que reformaron la Constitución con alevosía para contentar a los mercados? ¿Cree que un cáncer puede curar el cáncer? ¿Cree que Jack el Destripador es un buen cirujano? ¿Cree que la enfermedad es el remedio? ¿Cree que esta vez no le engañarán los que le han engañado tantas veces antes? ¿Les volverá a votar?

Javier Gallego es director de Carne Cruda. Este martes, a partir de las 12:00, el programa analiza las causas y consecuencias de la corrupción.

(http://www.eldiario.es/zonacritica/consulta-espanola_6_320977901.html)

DESENCHÚFATE!!

<b>DESENCHÚFATE!!</b>
(Fotografía:El mejillón suicida)