NO QUIERO SER ALEMÁN
No hace mucho, el
presidente de unos supermercados de alimentación aseguraba que para
superar la crisis (seudónimo elegante de estafa) deberíamos ser
como los chinos, gente que trabaja mucho, gana poco, apenas tiene
tiempo de descanso, carece de derechos laborales, no disfruta
practicamente de vacaciones y así hasta alcanzar esa horizontalidad
ocular de tanto mirar fijamente a la tarea desempeñada. Una teoría
defendida y exigida por otro ilustre dirigente de los empresarios
españoles, Díaz Ferrán, mientras especulaba con el impago de
finiquitos a los trabajadores, expoliaba a los viajeros que
pretendían volar en sus aviones y entretejía modales de gran señor
evadiendo capitales y encomendando a testaferros la manera más
idónea de burlar a Hacienda. Son patriotas de montañas nevadas, de
pulseras rojas y gualdas en las muñecas, novios de la muerte,
luchadores hasta conseguir vencer o morir. Y estos patriotas,
nacionalistas en grado supremo, condecorados de marca España en el
pecho, nos recomiendan ser chinos porque así, dejándonos pisar como
esclavos, remontaremos la crisis que ellos han diagramado y que
nosotros sufrimos.
Frente a ese programa que
nos lleva a trabajar como negros o como chinos, Rajoy prometió
convertirnos en hombres de cielo episcopal como compendio de todos
los bienes sin mezcla de mal alguno. Se lo pidió una señora en la
campaña electoral, tal y como él lo contaba: “Mariano, haznos
felices” Y Mariano, con voz de mitin, hizo una promesa, no sólo a
la señora que imploraba, sino a todos nosotros: Si gano las
elecciones haré felices a los españoles. Claro que Mariano no
contaba con todas las penas y las desgracias que Zapatero tenía
guardadas en los cajones, porque durante ocho años no había hecho
otra cosa que coleccionar miserias guardándolas en el palacio de La
Moncloa. Zapatero sufría el síndrome de Diógenes y había ido
almacenando tristezas recogidas en los basureros del mundo.
Mariano sufrió en sus
carnes la putrefacción colocada en los anaqueles del Estado.
Zapatero no había hecho nada por los derechos de las pensiones, de
los trabajadores, de los enfermos, de los estudiantes, de los
homosexuales, de las mujeres, de los dependientes. Y a Mariano le
pesaba tanta destrucción, tanta miseria, tanta infelicidad. Llevó a
cabo de forma inmediata una continua subida de impuestos,
promulgó una reforma laboral para que los trabajadores pudieran ser
despedidos sin apenas derechos y al mismo tiempo sirviera para crear
empleo (tiene su mérito hacer una reforma para crear empleo y
conseguir con el mismo articulado legal fabricar parados de forma
simultánea), instituyó el copago sanitario para que los más pobres
tuvieran un acceso más fácil a la muerte, bajó los sueldos, las
pensiones, expulsó de la sanidad a todos los tatuados con el nombre
de ilegales, desterró de la universidad a los que no pudieran
ir en un coche último modelo, devolvió a los jubilados la categoría
de viejos, suprimió las ayudas a los dependientes porque no son
productivos reprimió las protestas, se adueñó del cuerpo y
de la maternidad de la mujer, fundó una justicia sólo para quien
pudiera pagarla, se desinteresó de la justicia universal y abrió
fronteras a la impunidad.
Llegó el debate sobre el
estado de la nación. Y Mariano, primogénito de
Aznar-primero-de-Irak, Cid Campeador de las Castillas, nos lo dijo
bien claro: “España va a ser Alemania” Ya no tendremos que ser
chinos, ni aterrizar en Laponia. Este nacional-católico bajo cuyo
mandato Gallardón ejerce de Rouco y Fernández-ministro-interior
condecora vírgenes, nos promete convertirnos en alemanes.
Acaba así con los nacionalismos separatistas. No seremos catalanes,
ni gallegos, ni vascos. Se acabaron las sevillanas, las jotas, las
muñeiras, el Fino San Patricio, las Fallas o la Virgen del Pilar que
no quiere ser francesa. Alemanes. España será como Alemania.
Millones de parados, de
familias donde no entra un euro, abuelos alimentando a hijos y
nietos, dependientes abandonados a su impotencia, enfermos que tienen
que elegir entre el broncodilatador o la sopa de ajo, millones sin
esperanza, sin futuro, si alegría de vivir, desahuciados que se
tiran por los balcones, que prefieren el ataúd a las estrellas,
emigrantes licenciados para servir cervezas a borrachos rojos de
burbujas…Esta es la Alemania que nos regala Rajoy, la Alemania-meta
a la que aspirar…
Tengo toda la vergüenza
política alojada en el costado.
ORIGINAL:
http://marpalabra.blogspot.com.es/
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