Entrevista a Carmela Negrete sobre La quinta Alemania
“Alemania
va bien para una élite determinada… La cifra que se maneja es que
el 1% concentra la mitad de la riqueza del país”
Periodista,
colaboradora de Diagonal y de otros medios
alternativos, Carmela Negrete es la autora del IV capítulo -“Pobres
con trabajo. Experiencias en la precariedad”- de La quinta
Alemania, el libro recientemente publicado por Icaria,
Barcelona, 2013, que cuenta también con las aportaciones de Rafael
Poch de Feliu y Àngel Ferrero.
Déjeme
empezar felicitándola por su aportación… aunque estremece,
indigna y pone los pelos, todos ellos, de punta. ¿En qué se basa
su reportaje? ¿En su propia vida laboral como periodista?
Lo
que cuento en un capítulo de este libro son experiencias propias y
ajenas, de gente que he entrevistado. Lo que tienen en común es que
son trabajos en condiciones precarias, a diferencia de la imagen que
existe de Alemania como un Estado del bienestar que abarca a todos
los que viven en el país.
¿Cuántos
trabajadores y trabajadoras españoles se calcula que han emigrado a
Alemania en los últimos años (pongamos desde 2010)? ¿A qué
ciudades emigran especialmente? ¿Por qué emigran los jóvenes
españoles? ¿Por aprender nuevos idiomas? ¿Por aventura? ¿Por qué
no soportan a Rajoy, al Rey y a Mas si es el caso? ¿Por qué aquí
no hay nada, nada de nada?
El
año pasado encontraron un empleo en Alemania unos 7.000 españoles.
No se sabe exactamente cuántas personas han emigrado, cuántas han
vuelto, cuáles son sus motivos, etc. porque muchas de ellas no se
inscriben en los consulados. Pero ya conoce la
plataforma http://www.nonosvamosnosechan.net, ahí puede
leer muchas de las historias de jóvenes que han emigrado en los
últimos tiempos. A muchos de ellos les gustaría no haber tenido
que marcharse, ahí es donde se cruza la línea entre lo que la
secretaria de Inmigración y Emigración llamaba irse “a buscar
aventura”. Una aventura obligada.
Lo
que usted describe del mundo laboral alemán tiene poco que ver con
el mejor o incluso con el algo humano de los mundos posibles. Pero,
en cambio, se suele afirmar, tal como en la España aznarista, que
Alemania va bien, muy bien, que es el motor de la UE, el diesel del
euro y una de las grandes potencias mundiales. ¿No hay aquí alguna
contradicción?
Alemania
va bien para una élite determinada. Sólo así se explica el boom
económico, las cifras que aseguran que la economía crece cada
ejercicio y las economías privadas, sobre todo las más humildes,
menguan sin parar. La cifra que se maneja es que el 1% concentra la
mitad de la riqueza del país. Aquí son realmente ese 99% del que
hablaban los del movimiento occupy. El resto, salvo ciertos sectores
muy concretos que aún conservan contratos en condiciones, la
precariedad ha llegado al mundo académico, a la función pública,
etc.
Habla
usted, en algún momento, de la desindustrialización alemana. ¿Es
así realmente? Estamos hablando del gran productor europeo.
No.
Alemania conserva determinadas industrias como los laboratorios
farmacéuticos, las fábricas de armas o las que quedan de coches,
pero la economía alemana se basa en las exportaciones de productos,
que no necesariamente son producidos en el país. Las fábricas, al
igual que los compradores no están, en su mayoría, en el país.
Más del 70% de los empleos en Alemania son en el sector servicios.
La industria ocupa tal vez a dos de cada diez trabajadores. Además,
tras la reunificación alemana se destruyó el tejido productivo del
este, mandando al paro a unos cuatro millones de alemanes.
Ningún
país europeo, afirma en su capítulo, ha vivido un retroceso
salarial como la RFA. ¿De verdad? ¿Han calculado bien?
Yo
no he hecho los cálculos. El instituto alemán para la
investigación económica (Deutschen Instituts für
Wirtschaftsforschung, DIW), por ejemplo, señalaba en un estudio que
los alemanes han perdido en la última década unos 93 euros
mensuales de media en su poder de compra. Solamente quienes ganan
más han visto aumentados sus salarios.
Recuerda
usted, oportunamente, que una de las propuestas de Die
Linke para
las elecciones de septiembre de 2013 es la vindicación de un
salario mínimo. ¿No existe un salario mínimo actualmente en
Alemania?
No
hay salario mínimo. Hay determinados convenios entre la patronal y
los sindicatos en determinadas áreas. Estos acuerdos varían en
función de si vives en Alemania del este o del oeste, ya que se
sacaron de la manga que en el este los salarios son más bajos y que
supuestamente tienen una deuda con el Estado central. Encima de
saquearlos, ahora les hacen pagar. ¿Le suena la historia?
Me
suena, me suena. Suele usted agrupar a socialdemócratas, liberales,
verdes y conservadores en un mismo cuarteto, tocando la misma
música. ¿No hay entonces diferencias sustantivas entre ellos?
Por
supuesto que las hay, pero un gobierno rojiverde fue el que inició
las mayores reformas de desmonte del Estado social en Alemania, no
se olvide. Aquello, y las intervenciones militares, dejaron muy
tocada la imagen de ambos partidos.
¿Qué
es eso que llama usted la generación Praktikum?
Es
la generación que enlaza una práctica detrás de otra, en
ocasiones hasta bien remuneradas. Pero ser becario implica no tener
prácticamente derechos laborales. Eso sucede en España y también
en Alemania.
¿Por
qué afirma usted que jubilarse en Alemania y poder vivir dignamente
será cada vez más complicado? ¿Son tan horribles las condiciones
de jubilación en el país de Marx y Engels?
Desde
que introdujeron el llamado “factor de sostenibilidad”, que por
cierto quieren poner también en España, las pensiones de muchos
alemanes se han visto reducidas. Cada vez mas jubilados se ven
obligados a trabajar para completar la pensión y las personas que
actualmente trabajan en el tramo de salarios bajos en el futuro
tendrán una pensión mísera. El tema de las pensiones irá
empeorando cada vez más.
Suponga
que soy un joven de aquí, de España, de Sefarad; suponga que no
encuentro nada, que no veo cómo montarme aquí la vida; suponga
también que tengo algún estudio y que hablo o chapurreo quince
frases en alemán. ¿Qué me aconseja? ¿Emigro? ¿Me sigo buscando
la (mala) vida aquí?
Si
se lo plantea es que tiene opciones; si no las tuviese, simplemente
emigraría. Si tiene un contrato, adelante. Si viene a probar
suerte, sepa que las cosas están bien complicadas, pero la
experiencia merece la pena y enriquece a cualquiera.
¿Quiénes
son esos ciudadanos de tercera a los que hace referencia? ¿Son
peores sus condiciones?
Son
básicamente los solicitantes de asilo y los europeos del este, que
son objeto de una dura discriminación laboral y social. Por una
parte, los solicitantes de asilo se pasan años y años esperando
una respuesta de las autoridades. Mientras, no tienen derecho a
alquilar una vivienda, a firmar un contrato de trabajo. El Estado
alemán los mantiene vivos al mínimo y los aparta recluyéndoles en
asilos que en ocasiones están apartados de las poblaciones. Los
europeos del este, por su parte, tienen derecho de circulación pero
no tienen (hasta finales de 2013) derecho a trabajar en Alemania.
Por eso se ven obligados a la ilegalidad para sobrevivir en el país.
Otros europeos del este que vienen con contratos, formación y sobre
todo dinero no tienen estos problemas. Se trata fundamentalmente de
la comunidad roma.
¿Quiere
añadir algo más?
El
resto lo puede leer en el libro :)
De
acuerdo, voy a por él.
Salvador
López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS
(Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat
Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)
Rebelión
ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante
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