Los progresistas decimos no al despotismo ilustrado
ENRIC SOPENA
Ha aflojado, por ahora, el todopoderoso Mario Draghi, presidente del BCE, el ahogo al que tiene sometido a España. Pero, mientras tanto, la Italia del tecnócrata Mario Monti se encuentra "en estado de alerta". Draghi es italiano y es otro tecnócrata. Fue uno de los promotores de la privatización de Italia, que desmontó en buena parte el sector público.
O sea que ideológicamente viene a ser Draghi un neoliberal, vinculado durante años al norteamericano Goldam Sachs, el cuarto banco de inversión del mundo. Goldam Sachs, por cierto, asesoró al entonces -en los principios de la crisis- al primer ministro conservador de Grecia, Kostas Karamanlis.
Goldam Sachs
De modo que así, el Gobierno heleno pudo manipular con mayor precisión las cuentas públicas, lo que posteriormente supuso la causa por la que la UE, el FMI y otras instituciones internacionales castigaran duramente a los griegos. Castigaron sí a los griegos y no castigaron, sin embargo, a Goldam Sachs por haber cometido un posible delito de corrupción flagrante. Draghi salió indemne de esa operación, pero ni siquiera la criticó públicamente.
‘Señores feudales’ del siglo XXI
En todo caso, lo cierto es que, en buena medida, Draghi se ha convertido en un personaje del que dependen, hasta cierto modo, la vida y la hacienda de millones de europeos. Entre ellos están naturalmente los ciudadanos españoles. Entre las Ángela Merkel, presidenta del Gobierno alemán, y los Draghi, presidente del BCE, estamos regresando a una especie de Antiguo Régimen, más o menos ilustrado, en el que no mandan los elegidos por los votos, sino los poderosos o los señores feudales del siglo XXI.
Merkel y los alemanes
Merkel, como es sabido, fue elegida en las urnas cancillera del Gobierno alemán. Representa a los ciudadanos alemanes, en efecto. Pero no debería mandarnos a los ciudadanos del resto de países europeos. La democracia, que tanta sangre costó implantarla, corre cada vez más peligro.
¡Queremos la democracia!
Y, ¡ojo! la tecnocracia es, de hecho, un régimen como mínimo autoritario, en el que los más ricos viven maravillosamente y la clase trabajadora, o el mal llamado populacho, que se jodan. Hacen los tecnócratas las delicias de los neoliberales. ¡Pero nosotros, los progresistas, no queremos estar a las órdenes ni de Draghi ni de Merkel! ¡No queremos el despotismo ilustrado! ¡Queremos la democracia!
Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM
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