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jueves, 17 de mayo de 2018

"La Democracia Puede Desvanecerse De La Noche A La Mañana" Por Rosa María Artal.

La democracia puede desvanecerse de la noche a la mañana

Rosa María Artal  15/05/2018 - 20:48h


-Múltiples y muy claros síntomas apuntan a un camino que conduce al fascismo. La versión fascismo siglo XXI. Y a una creciente campaña para su normalización

-España es un país proclive a esa tendencia. Un artículo de The New York Times se preguntaba hace unos días por qué se están rompiendo tantas democracias y citaba en la primera frase a nuestro país

-Desde el 11M a hoy, se capta la mitad del mensaje. Cada vez que España tiene un problema serio, se va más a la derecha.  Y a una sociedad más banal, más perdida.

Campo de refugiados. Idomeni, Grecia. NAKE BATEV / EFE

Dejemos de llorar por el 15M. Dejemos de pensar en lo que puedo ser y no fue, porque lo que hoy amenaza nuestro presente aterra. Dejemos de llorar por la leche derramada dado que estamos en trance de verter lágrimas de dolor irreparable. Múltiples y muy claros síntomas apuntan a un camino que conduce al fascismo. Con algunos matices diferentes, la versión fascismo siglo XXI. Y a una creciente campaña para su normalización. Algunos de sus exponentes están ya en la agenda mediática. Y en los propios medios incluso.


La ultraderecha actual viene envuelta en modelos de diseño y una vaciedad de mensajes que se inscribe en lo pueril. Es lo que cuadra a la sociedad, a una parte de la sociedad, que se ha dejado formatear a esa misma imagen. El cuñadismo al poder que podría caer en la tentación de saltarse buena parte de los procesos imprescindibles en democracia. Abusar de los atajos, de las fakenews que al mismo tiempo dicen combatir en un redoble del cinismo. Temibles sus señalamientos y su irresponsabilidad. Trump es el prototipo, pero no está solo. El modelo se está expandiendo y brotan esquejes por medio mundo. En Europa. En España. Sin reparar en la extrema peligrosidad del fenómeno.

Nuestro país es proclive a esa tendencia. Un artículo de The New York Times se preguntaba hace unos días  por qué se están rompiendo tantas democracias y citaba en la primera frase a España: “Italia, Polonia, Hungría e incluso España: la democracia europea está en ruinas”. Luego venía un listado de los habituales.

Una de las razones fundamentales -explicaban los autores y  lo comparto completamente- está en el poso que dejan las dictaduras. “Más de dos tercios de los países que han pasado a la democracia desde la Segunda Guerra Mundial lo han hecho bajo las constituciones escritas por el régimen autoritario saliente”, dicen. En esas circunstancias han procurado  salvaguardar a las élites y darles una ventaja en política y en competencia económica. “Para lograr estos fines incluyen factores como el diseño del sistema electoral, los nombramientos legislativos, el federalismo, las inmunidades legales, el papel de los militares en la política y el diseño del tribunal constitucional”.

En este contexto y con una severa recesión económica puede ocurrir que “el descontento ciudadano cristalice en furia e incite a los votantes a expulsar en masa a los partidos políticos tradicionales”. Y “conducir finalmente a la desaparición democrática” cuando los actores principales de la política apelan a la demagogia.

En España, clavan el diagnóstico. Nosotros tenemos viejos y nuevos entusiastas adictos a la demagogia. Además.

El sustrato antidemocrático, impregnado de corrupción, nos lleva a asistir a hechos espeluznantes que no hubieran sido admitidos hace bien poco. No en el famoso 11M del 11.  Ahí tenemos vigente y renacido un Ducado de Franco que se están comiendo todas las élites y que, como decía nuestro compañero Carlos Hernández, no será tan difícil de suprimir cuando Felipe VI le quitó a su hermana y a su cuñado el Ducado de Palma.  Es un conjunto inmenso  donde el viejo franquismo y la eterna ultraderecha sientan sus reales sin el menor pudor. Un sector de la justicia se muestra tuerta al enjuiciar sus atropellos.

Es un país en donde está a punto de entrar en la cárcel una persona por cantar. Se juzga a una revista por un chiste. A la mínima –y a causa de las reformas que votaron y no retiran PP, PSOE y Ciudadanos- cualquier cosa puede ser considerada terrorismo. Es un país en el que el bocazas mayor del reino propone desde los micrófonos bombardear Barcelona, atentar en Alemania, o descargar una  escopeta sobre políticos que le cae mal, en total impunidad.

Es un país en el que los líderes de Ciudadanos, Rivera y Arrimadas en cabeza, presionan para saltarse la voluntad de la mayoría de los catalanes y los propios mandatos constitucionales y no solo seguir sino intensificar la soga del artículo 155 en Catalunya. Pedro Sánchez, reunido con Rajoy, se apunta al tutelaje. Se ha mostrado dispuesto a activar el 155 con contundencia, si el Govern toma el camino de Torra y  a mantener el control de las cuentas públicas de la Generalitat . Desde el PSOE,  Pepe Blanco propone que Rajoy nombre presidenta a Arrimadas (el gran plan del sistema) porque es "lo normal". ¿En serio no chirría todo esto a los demócratas? 

Denunciarlo no es apoyar las ideas y los excesos del nuevo presidente catalán, Quim Torra. O cualquier disyuntiva excluyente entre blanco o negro. Salvo la que preserva  valores fundamentales como la verdad, la justicia, la democracia. Precisamente los que no admiten medias tintas. El problema es que la torpeza malintencionada actual no entiende o no quiere entender que el maniqueísmo se supera al término de la infancia. Esta puede ser la gran falla de base que nos está conduciendo a un futuro realmente temible.

Hablamos ya un día de El cuento de la criada ( The Handmaid's Tale), publicado por la escritora canadiense Margaret Atwood en 1985, y renacido en 2017 al convertirse en serie de televisión. En una nueva introducción, la autora apunta ideas clave: “Como nací en 1939 y mi conciencia se formó durante la Segunda Guerra mundial, sabía que el orden establecido puede desvanecerse de la noche a la mañana”. Asegura que no sirve decir “esto aquí no puede pasar”. Porque, “en determinadas circunstancias puede pasar cualquier cosa en cualquier lugar”.

Cita Atwood los temores que suscitó Trump desde que puso el pie en la Casa Blanca. Con él se instaló “la percepción de que las libertades civiles básicas están en peligro junto con muchos de los derechos conquistados por las mujeres”. Porque “las mujeres y sus descendientes han sido la piedra de toque de todo régimen represivo de este planeta” a lo largo de la historia. No ocurre solo en EEUU ni mucho menos. Repasen la lista de las democracias en ruinas.

Añade la autora de El Cuento de la Criada que “muchos regímenes totalitarios han recurrido a la ropa -tanto prohibiendo unas prendas, como obligando a usar otras- para identificar y controlar a las personas. Así resulta mucho más fácil señalar a los herejes”.  No pienses en amarillo, se podría añadir. Usa rojigualda en bandas anchas o estrechas.

Ve Margaret Atwood  al alza –también-  “la proyección del odio contra muchos grupos”.  Muchos. Los extremistas solo ven odio en el odio ajeno. Y no olvida hablar de la complicidad con la tiranía de algunos entre las propias víctimas. Los que aceptan la merma de sus derechos a cambio de una cierta protección.

La democracia, toda tu vida, se puede ir al traste en un momento, en cualquier momento. Te pueden matar a sangre fría en una protesta cuando se abre una cadena de resultados previsibles. Eligen a Trump, un necio, ególatra y malintencionado. Por sus intereses personales cambia su embajada a Jerusalén en el polvorín israelí.  El Ejército mata  a 49 palestinos. Hiere a más de 2.400. Así, precisamente, triunfaba la involución en El Cuento de la Criada.

El principal valor de escribirlo ayuda a que no se cumpla, dice  Margaret Atwood, quizás para alentar la esperanza. A buscar resortes para salir de ese canal de bordes elevados que nos impide ver el conjunto y el rumbo, desde luego.

En 2011, una gran parte de la sociedad española entendió, tras la indignación de las plazas del 15M, que no debía votar otra vez al gobierno del PSOE. No atendió tanto a la segunda parte del enunciado: tampoco al PP.  Y así le dio mayoría absoluta. Manos libres para cuanto quiso y quiere hacer.

Ahora mucha gente va comprendiendo que el diluvio de destrozos, insultos y desfachatez del PP hacen insostenible su gobierno. Y se disponen a solucionarlo –dicen las encuestas y los medios, dicen, dicen que no sé yo- entregando el poder a Albert Rivera y sus Ciudadanos. Cada vez que España tiene un problema serio, se va más a la derecha.  Y a una sociedad más banal, más perdida.

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(Fuente publicación original: https://www.eldiario.es/zonacritica/democracia-puede-desvanecerse-noche-manana_6_771732834.html)

lunes, 29 de mayo de 2017

¿El Estado de Bienestar es insostenible porque "resulta imposible mantenerlo"?

¿El Estado de Bienestar es insostenible porque "resulta imposible mantenerlo"?Juan Torres López 

28/05/2017

(http://www.eldiario.es/zonacritica/Bienestar-insostenible-resulta-imposible-mantenerlo_6_647845230.html)

*Cada euro de gasto que realiza el Estado en sanidad, educación, pensiones..., o en cualquier otro concepto, se convierte en un euro de ingreso del sector privado*Sexto artículo de la serie 'Desvelando mentiras, mitos y medias verdades económicas'


Las palabras que encabezan este artículo son textuales. Las dijo en abril de 2009 el ex presidente José María Aznar (Aznar cree insostenible el actual Estado del bienestar) y las ha vuelto a repetir en nuevas ocasiones, más o menos de la misma forma que los demás responsables de las políticas económicas que se han aplicado en los últimos años. Y, como ha ocurrido con otros mitos y mentiras, a fuerza de repetirse se ha conseguido que la gente termine creyéndose esa idea y que acepte las medidas que recortan sus derechos y los bienes públicos a los que venía accediendo. Pero ¿qué hay de verdad en esa afirmación? ¿Es cierto que los gastos públicos destinados a garantizar bienestar social son tan elevados y necesitan una financiación tan exagerada que resulta "imposible mantenerlos"?

A mi juicio, tanto si contemplamos el caso español como el de otros países avanzados, se puede concluir fácilmente que lo que dicen Aznar y otros políticos o economistas de su misma orientación es el resultado de sus preferencias ideológicas y contrario a la realidad que muestran los números.


En primer lugar, habría que explicar por qué en otros países se puede mantener sin demasiados problemas un porcentaje de gasto social sobre el PIB más elevado que el español y en nuestro país no. Es más, lo que habría que considerar es que nuestro gasto social más reducido es una rémora a la hora de generar más ingresos y actividad económica. Es decir, que conviene ponerlo a la altura de los demás, en lugar de reducirlo, si queremos que nuestra economía funcione mejor.

Increíblemente, los economistas y políticos neoliberales que atacan el gasto social y al Estado de Bienestar lo hacen considerando que es un gasto perdido, una especie de dispendio que se desperdicia en la propia barriga del Estado y que, por tanto, no tiene utilidad ninguna. Digo que resulta increíble que se diga eso porque resulta obvio que cada euro de gasto que realiza el Estado en sanidad, educación, pensiones..., o en cualquier otro concepto, se convierte (más o menos inmediatamente y en mayor o menor proporción) en un euro de ingreso del sector privado. El gasto público lo reciben empleados públicos que se lo gastan en consumo de bienes y servicios, o empresas que igualmente lo incorporan a la actividad económica invirtiendo y gastando a su vez, o rentistas que adquieran deuda pública (otra cosa es, como señalaré después que se tenga que gastar en intereses o que salga de nuestra economía).

Yo no defiendo que el Estado gaste por gastar, sino que se evalúe con el máximo rigor la conveniencia social del gasto público y su forma de realizarse. Pero eso es una cosa y otra creer a los economistas liberales cuando, para rechazar al Estado por preferencias ideológicas, se inventan el mito de que el gasto público no ayuda a la economía privada o a la actividad económica en general.

La realidad es que el gasto social y público en general tiene dos grandes ventajas. La primera, que cuando se realiza puede generar un incremento final en la renta mucho mayor. Es lo que los economistas llamamos el "efecto multiplicador" del gasto público (parecido al que tienen la inversión o las exportaciones) y que algunos economistas anarquista-liberales incluso se empeñan en negar con tal de justificar sus preferencias ideológicas. Es cierto que puede ser mayor o menor, o incluso anularse en determinadas circunstancias, pero, como las meigas, haberlo, háylo. Como explico en mi libro Economía para no dejarse engañar por los economistas, organismos tan conservadores como el Fondo Monetario Internacional no solo confirman su existencia, sino que han tenido que reconocer que es más grande de lo que se creía. El gasto público no llena la barriga del Estado, sino el bolsillo del sector privado, como saben muy bien los grandes promotores, constructores y banqueros españoles, sobre todo, pero también la inmensa mayoría de los empresarios que pueden vender sus productos gracias a que hay quienes reciben ingresos, por una vía u otra, del Estado.

La segunda gran ventaja del gasto social (y público en general) es que se puede financiar sin coste alguno por el banco central puesto que el dinero que presta se crea de la nada. Es evidente que eso hay que hacerlo garantizando siempre que la demanda que se crea tenga oferta suficiente para que no suban los precios, pero significa que el gasto social puede utilizarse sin problemas para activar la economía cuando el sector privado no consigue hacerlo.

Y esta ventaja del gasto social lleva directamente a descubrir otra de las grandes mentiras de los políticos y economistas neoliberales sobre su sostenibilidad. La que afirma que es el causante de los déficits y de la abultada deuda pública.

La oficina de estadística europea Eurostat acaba de publicar los últimos datos de deuda pública e intereses de España y del resto de países europeos y son bastante claros al respecto.

De 1995 a 2016, la deuda pública española ha aumentado en 811.349 millones de dólares (de 295.604 millones a 1,106 billones de euros) y en ese periodo España ha pagado 509.730 millones de euros en intereses. Es decir, que 62 de cada 100 euros del incremento que ha tenido la deuda pública española corresponden a intereses. Dicho de otra manera, eso significa que si nuestra deuda pública es tan elevada no es porque el gasto social o el público en general hayan sido muy grandes sino porque se renunció a que lo financiara el banco central, que puede hacerlo sin intereses. Es fácil deducir que si eso hubiera ocurrido, si el Estado español hubiera sido financiado en las mismas condiciones en que el Banco Central Europeo financia actualmente a la banca privada, la deuda pública española no sería superior al 100% del PIB sino que ni siquiera pasaría de la mitad.

Los economistas y políticos liberales enseguida me replicarían diciendo que estoy pidiendo que el banco central financie sin límite al Estado para que derroche. Pero no es eso lo que estoy planteando: he afirmado que soy partidario de que el gasto público sea eficiente y lo más austero posible, no ilimitado, y que se realice sin despilfarro y sin corrupción. Y lo cierto es que la deuda pública y, por tanto, el gasto público serían mucho más bajos si el banco central financiara correctamente a los Estados. Por el contrario, es la política neoliberal que concede a la banca privada el beneficio de financiar con dinero que crea de la nada y que genera artificialmente escasez de ingresos lo que aumenta la deuda, como mostré en mi anterior artículo ¿Quiénes son los adictos a la deuda?, publicado en este mismo diario.

Otra falsedad sobre el Estado de Bienestar consiste en afirmar que se benefician unos de él y lo pagan otros, de modo que genera un efecto de inequidad que, entre otras cosas, limita la libertad individual.

Dejaré a un lado el debate sobre la redistribución de ingresos que efectivamente genera el gasto social porque es una cuestión moral y sobre la que solo caben decisiones políticas que dependen de nuestras preferencias y no del análisis económico.

Pero sí hay que subrayar que se ha podido demostrar que los beneficiarios de los gastos del Estado de Bienestar contribuyen mediante sus impuestos a financiarlo incluso en mayor medida de lo que reciben. Los investigadores Anwar Shaikh y Ahmet Tonak han comprobado, para varios periodos de la economía estadounidense y de otros países, que el valor neto de las transferencias (es decir, el que queda una vez que se deducen los impuestos que pagan sus beneficiarios) ha sido negativo durante la mayoría de los años que han estudiado.

Finalmente, la mentira que hay detrás de los argumentos de Aznar y demás políticos neoliberales se demuestra si tomamos en cuenta los recursos con que se podría disponer para financiar el Estado de Bienestar. Valga un sencillo razonamiento.

El gasto que realizan anualmente todos los gobiernos del planeta es de unos 20 billones de dólares anuales.

Según el Banco de Pagos Internacionales, el volumen total de transacciones financieras en todo el mundo fue de unos 9.765 billones de dólares en 2015 (estoy hablando de millones de millones).

Por tanto, todo el gasto público mundial (no solo el destinado al bienestar) se podría financiar haciendo desaparecer TODOS  LOS IMPUESTOS QUE SE PAGAN EN EL MUNDO (este es el momento en que los economistas liberales deberían levantarse al unísono para hacer la ola a los economistas que hacemos esta propuesta) y estableciendo solo y simplemente una minúscula tasa de 20 céntimos por cada 100 dólares de transacción financiera. Ni un impuesto más.

Sé que el ejemplo es algo burdo porque me consta que las transacciones son complejas y que una medida de esta naturaleza requeriría medios y voluntad política hoy día inexistentes. Pero sirve para lo esencial, esto es, para demostrar que el problema básico al que se enfrenta el mantenimiento, no solo del Estado de Bienestar existente sino el de uno muchísimo más avanzado, no es la falta de recursos. Como también podría llegarse a la misma conclusión sobre la financiación del Estado de Bienestar en España: se podría financiar sin dificultad simplemente logrando que todos españoles y todas las empresas contribuyeran al fisco tal y como se establece en la Constitución española, de acuerdo con su capacidad económica y bajo los principios de igualdad y progresividad.

No hay falta de recursos, hay miseria de voluntades y una ideología anarco-capitalista con suficiente poder imponerse a base de mitos y falsedades.


(ver también: http://www.eldiario.es/temas/desvelando_mentiras_mitos_y_medias_verdades_economicas/)

lunes, 1 de mayo de 2017

El trabajador y su sombra, por Eduardo Sanguinetti

El trabajador y su sombra

por Eduardo Sanguinetti

(http://www.republica.com.uy/sombra/608412/)

El 1º de mayo de 1886 200.000 trabajadores estadounidenses iniciaron una huelga reclamando que la duración legal de la jornada de trabajo fuera de 8 horas. A finales de 1886 las patronales accedieron a otorgar la jornada de 8 horas de trabajo a centenares de miles de trabajadores, marcando este hecho un punto de inflexión en el movimiento obrero mundial.
Bien, en este caso de celebraciones sin sentido vital, hoy, la realidad duerme sobre la mentira, es un espectro en este mundo de gobernantes estafadores que se acuestan con las multinacionales, que todo lo manipulan… gobiernos y corporacionistas que van tras el lucro y la explotación de los trabajadores, que celebran su día, con hambre y en estado de indigencia, insatisfacción y humillación.
En la actualidad la mayoría de las naciones del mundo conmemoran el día 1º de Mayo como el Día Internacional de los Trabajadores, salvo los países de colonización británica concreta, que lo celebran en otra fecha, para evitar movilizaciones radicales y socialistas, que causen disturbios en tan magna celebración, pues no hay nada que celebrar, salvo que todo sigue igual o peor.
Hoy, ante el triunfo del neoliberalismo genocida en todas las naciones, con su tendencia de ir tras las ganancias de activos incorpóreos junto al poder concentrado en manos de pocos que provocan confrontaciones entre pueblos… la satisfacción de los trabajadores no es una preocupación para las empresas, ni para los gobiernos… jamás lo ha sido en la historia, basta remitirse al origen, pues el trabajo fue considerado a lo largo de siglos una actividad despreciable, que con el capitalismo y la división del trabajo suma degradación en calidad de ser, con dolor, sufrimiento y humillación a quien lo ejerce.
Un informe publicado por Gallup en 2013, revela que sólo el 13% de los trabajadores se sienten atraídos por sus empleos. Dicho de otro modo, el trabajo es más una fuente de frustración para el 90% de los trabajadores del mundo.
Me pregunto qué sentido tiene hoy la celebración del 1º de Mayo si en espacio y tiempo, se plantea una situación similar a la planteada hace un siglo y medio, salvo que en aquel entonces se podía aspirar a superar los conflictos con una revolución.
Es imposible dar espacio a una mentalidad revolucionaria hoy erradicada del sentir y pensar de los pueblos, que viven en estado de anestesia y resignación el espectáculo insano que propone y ejecuta el neoliberalismo. Simulación de un simulacro, en un espacio de libertad condicional que tiene como marco de ¿legalidad? el creer existir en una democracia procedimental.
La democracia procedimental carece de todo contenido ético y no le interesa la defensa de ningún valor, salvo la coherencia con las normas del sistema de poder: la democracia reducida a una maquinaria de contenido procesal. Nos convierte en sociedades anónimas.
Un totalitarismo subliminal ha sentado reales en el mundo, devenido en la puesta en acto de conductas socioculturales y políticas compactas, con la inestimable ayuda de las “tecnologías de punta”, que penetran la epidermis del tejido social, degradándolo y convirtiéndolo en un objeto del destino con la valiosa complicidad de las fuerzas vivas del capitalismo empresario, la Iglesia, las Fuerzas Armadas y los partidos políticos, en el crepúsculo de sus funciones de ser legítimos representantes de los pueblos.
El “estado de las cosas” queda resumido magníficamente en esta expresión lanzada por el expresidente José Mujica, al diario El País de Madrid en inicios de 2014: “Los presidentes somos juguetes del poder financiero global”.
Ante esta frase, ¿qué nos queda por hacer? me pregunto, pues nada más sepultado que el sentido popular que desde el subsuelo, donde palpita, puede brotar algún día en un preciso momento, en el instante decisivo, fundar el día del hombre trabajador, digno y libre. Por ahora un deseo y una desesperación, de millones de trabajadores sin trabajo, infancias hambreadas y de pies desnudos.
Dentro de la bestial política latinoamericana se encierran cinco siglos de tragedia y desventura, cual siniestro karma… de un siglo a otro, y de forma inalterable, perseveró la misma consigna de dolor y fracaso para el trabajador.
La conquista española le pasó la posta a la colonia y esta al feudalismo criollo, que perdura a pesar del discurso cómplice de quienes dicen gobernar en nombre de la igualdad y libertad, de la fraternidad y la verdad: estafadores y ladrones de la vida de los pueblos, quienes se manifiestan alegremente, pactando bajo la luz de neón con los eternos enemigos de Latinoamérica y sus habitantes. El feudalismo nativo pactó su comodato con los imperios del norte, en plena vigencia de eliminar civilizaciones milenarias.
Las ciencias políticas importadas de los bunkers de la comedia imperialista neoliberal son cada vez más sutiles cuando teorizan sobre el genocidio de pueblos, sometidos a fuego de artillería, que como paisaje natural soportan el delirio de psicópatas, con anuencia de todos los gobiernos latinoamericanos, tan silenciosos en el momento de denunciar a viva voz el asesinato de cientos de miles de civiles en Siria, por naciones europeas y EEUU.
La especulativa y destartalada teoría de lograr llegar a que los trabajadores conquisten sus derechos, en transformación gradual, es una patraña infecta, causa primera y única de nuestra constante frustración de no haber logrado alcanzar la unidad de nuestra Latinoamérica, tan fragmentada y balcanizada.
Todo cambio de estado, de búsqueda de libertad y de igualdad en los habitantes de un territorio, no se gana sin una revolución real y concreta, basta remitirse a la historia de naciones como Inglaterra, Francia, Estados Unidos, basta de engaños, pues sobre una economía feudal no pueden prosperar ni funcionar instituciones democráticas.
En este 1º de mayo, meditemos que nunca se debe considerar el patriotismo con criterios de torpe exclusivismo. Es un deber irrenunciable defender con energía lo que constituirá una personalidad nacional a nivel continental e imprimirá carácter a la tan proclamada Patria Grande. Un horizonte a alcanzar, hoy demasiado lejano, que ocupará en caso de cristalizarse, un sitial de honor en la Historia del Hombre.

viernes, 3 de febrero de 2017

Gobierno de izquierda triunfa en Europa, pero hay silencio

Gobierno de izquierda triunfa en Europa, pero hay silencio

Emir Sader | Alainet | 31/01/2017

Por increíble que parezca, hay un gobierno de izquierda en Europa, antineoliberal, que marcha bien. Por increíble que parezca, porque parece que el clima no daría para eso. Syriza no ha logrado enfrentar la austeridad de la Unión Europea. El Psoe se ha negado a una alianza con Podemos, que habría llevado a un gobierno como el de Portugal. Y los portugueses que escriben artículos sobre tantos temas, no ayudan para nada a difundir el gobierno de Portugal, un gobierno de izquierda que triunfa. Una actitud cobarde de sumarse al silencio de los grandes medios internacionales en contra del gobierno portugués, que une a toda la izquierda del país.

Cuando el gobierno de derecha, aun quedando en primer lugar, no logró, hace un año y medio, mayoría suficiente para gobernar, surgió la propuesta de un gobierno de toda la izquierda, que reuniera a toda a la izquierda:  al Partido Socialista, al Frente de Izquierda y al Partido Comunista, que sumados tendrían mayoría para gobernar. Tuvieran que llegar a un acuerdo entre ellos, con concesiones mutuas. El Partido Socialista tuvo que abandonar su propuesta de flexibilización de las relaciones laborales, así como la de privatización del sistema de transportes, pero sobre todo abandonar las políticas de austeridad que promueven una devastación social en toda Europa. Los otros grupos de izquierda no participan directamente del gobierno, pero lo apoyan, a partir de un documento que define el fin de la política de austeridad a cambio de la retirada de la posición de salida de la Unión Europea.

Al inicio había un cierto escepticismo sobre la viabilidad de ese tipo de gobierno, en medio de acusaciones terroristas de la derecha, según las cuales el país iría a la quiebra.  Casi un año y medio después, el gobierno del socialista de Antonio Costa va muy bien, es más popular que nunca y con resultados económicos y sociales muy positivos, confirmando que la vía de la izquierda contemporánea es la de la unidad en la lucha por la superación del modelo neoliberal.

Los sueldos de los servidores públicos fueron recuperados, su jornada de trabajo fue reducida de 40 a 35 horas, el sueldo vital fue elevado en términos reales, al igual que las remuneraciones de los retirados. Al mismo tiempo que se respetan los criterios sobre los déficits presupuestarios, dado que ese déficit bajó al 2,3% del Producto Bruto Interno, la cifra más baja de la historia democrática de Portugal. Todo ello acompañado de la recuperación del crecimiento económico y la disminución del desempleo del 12,3% al 10,5%.

“Nuestro principal objetivo era frenar el programa de la derecha y lo logramos”, dice la joven dirigente del Frente de Izquierdas, Catarina Martins, líder de la bancada de ese partido en el Congreso. “Nosotros hemos contribuido para impulsar un conjunto de medidas que van en la dirección de una más grande justicia social”, ha declarado Jerónimo de Sousa, dirigente del Partido Comunista de Portugal. Era necesario encontrar “respuestas a los problemas urgentes de salarios, retiro de los trabajadores y de funcionamiento del sistema de salud”, agrega. “El acuerdo que logramos fue el mejor posible con los 10% de votos que tenemos”, comenta Catarina.

Ese esquema es el que casi fue aprobado en España, por la alianza del Psoe con Podemos, pero fue bombardeado por los sectores conservadores del socialismo español. Portugal demuestra que es una vía posible: al igual que los gobiernos progresistas de América Latina, organizar un gobierno centrado en la lucha por la superación del modelo neoliberal. España mira con esperanzas a Portugal, pero también Francia, donde un candidato de izquierda triunfó en las primarios del Partido Socialista y propone un frente al otro candidato socialista –Mélenchon– y al candidato verde.

¿Pero por qué un gobierno de izquierda que triunfa no es difundido por las fuerzas de izquierda y por los intelectuales portugueses y otros que a menudo escriben sobre Portugal para destacar los reveses y las dificultades de la izquierda? Colaboran así para sabotear a ese gobierno, dejándolo en la sombra. Parece que es gente a quien solo le gusta destacar los errores y los problemas de la izquierda, pero que no está dispuesta a difundir y a reconocer los avances de la izquierda. A pesar de todo, el gobierno de unidad de la izquierda en Portugal avanza y tiende a volverse una referencia para la izquierda de los otros países de Europa.

– Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).


(https://iniciativadebate.org/2017/02/03/gobierno-izquierda-triunfa-europa-silencio/)

jueves, 8 de diciembre de 2016

Fidel Castro y la represión contra los intelectuales

La dictadura mediática en la era de la post-verdad 

Fidel Castro y la represión contra los intelectuales 

 Ignacio Ramonet
 Rebelión 

La muerte de Fidel Castro ha dado lugar -en algunos grandes medios- a la difusión de cantidad de infamias contra el Comandante cubano. Eso me ha dolido. Sabido es que lo conocí bien. Y he decidido por tanto aportar mi testimonio personal. Un intelectual coherente debe denunciar las injusticias. Empezando por las de su propio país.
Cuando la uniformidad mediática aplasta toda diversidad, censura cualquier expresión divergente y sanciona a los autores disidentes es natural, efectivamente, que hablemos de ‘’represión’. ¿Cómo calificar de otro modo un sistema que amordaza la libertad de expresión y reprime las voces diferentes ? Un sistema que no acepta la contradicción por muy argumentada que sea. Un sistema que establece una ’verdad oficial’ y no tolera la transgresión. Semejante sistema tiene un nombre, se llama : ‘tiranía’ o ‘dictadura’. No hay discusión.

Como muchos otros, yo viví en carne propia los azotes de ese sistema... en España y en Francia. Es lo que quiero contar.

La represión contra mi persona empezó en 2006, cuando publiqué en España mi libro « Fidel Castro. Biografía a dos voces » -o « Cien horas con Fidel »- (Edit. Debate, Barcelona), fruto de cinco años de documentación y de trabajo, y de centenares de horas de conversaciones con el líder de la revolución cubana. Inmediatamente fui atacado. Y comenzó la represión. Por ejemplo, el diario « El País » (Madrid), en el que hasta entonces yo escribía regularmente en sus páginas de opinión, me sancionó. Cesó de publicarme. Sin ofrecerme explicación alguna. Y no sólo eso, sino que –en la mejor tradición estalinista- mi nombre desapareció de sus páginas. Borrado. No se volvió a reseñar un libro mío, ni se hizo nunca más mención alguna de actividad intelectual mía. Nada. Suprimido. Censurado. Un historiador del futuro que buscase mi nombre en las columnas del diario « El País » deduciría que fallecí hace una década...

Lo mismo en « La Voz de Galicia », diario en el que yo escribía también, desde hacía años, una columna semanal titulada « Res Publica ». A raiz de la edición de mi libro sobre Fidel Castro, y sin tampoco la mínima excusa, me reprimieron. Dejaron de publicar mis crónicas. De la noche a la mañana : censura total. Al igual que en « El País », ninguneo absoluto. Tratamiento de apestado. Jamás, a partir de entonces, la minima alusión a cualquier actividad mía.

Como en toda dictadura ideológica, la mejor manera de ejecutar a un intelectual consiste en hacerle ‘desaparecer’ del espacio mediático para ‘matarlo’ simbólicamente. Hitler lo hizo. Stalin lo hizo. Franco lo hizo. Los diarios « El País » y « La Voz de Galicia » lo hicieron conmigo.

En Francia me ocurrió otro tanto. En cuanto las editoriales Fayard y Galilée editaron mi libro « Fidel Castro. Biographie à deux voix » en 2007, la represión se abatió de inmediato contra mí.

En la radio pública « France Culture », yo animaba un programa semanal, los sábados por la mañana, consagrado a la política internacional. Al publicarse mi libro sobre Fidel Castro y al comenzar los medios dominantes a atacarme violentamente, la directora de la emisora me convocó en su despacho y, sin demasiados rodeos, me dijo : « Es imposible que usted, amigo de un tirano, siga expresándose en nuestras ondas. » Traté de argumentar. No hubo manera. Las puertas de los estudios se cerraron por siempre para mí. Ahí también se me amordazó. Se silenció una voz que desentonaba en el coro del unanimismo anticubano.

En la Universidad Paris-VII, yo llevaba 35 años enseñando la teoría de la comunicación audiovisual. Cuando empezó a difundirse mi libro y la campaña mediática contra mí, un colega me advirtió : « ¡Ojo ! Algunos responsables andan diciendo que no se puede tolerar que ‘el amigo de un dictador’ dé clases en nuestra facultad... » Pronto empezaron a circular por los pasillos octavillas anónimas contra Fidel Castro y reclamando mi expulsión de la universidad. Al poco tiempo, se me informó oficialmente que mi contrato no sería renovado... En nombre de la libertad de expresión se me negó el derecho de expresión.

Yo dirigía en aquel momento, en París, el mensual « Le Monde diplomatique », perteneciente al mismo grupo editorial del conocido diario « Le Monde ». Y, por razones históricas, yo pertenecía a la ‘Sociedad de Redactores’ de ese diario aunque ya no escribía en sus columnas. Esta Sociedad era entonces muy importante en el organigrama de la empresa por su condición de accionista principal, porque en su seno se elegía al director del diario y porque velaba por el respeto de la deontología profesional.

En virtud de esta responsibilidad precisamente, unos días después de la difusión de mi biografía de Fidel Castro en librerías, y después de que varios medios importantes (entre ellos el diario « Libération ») empezaran a atacarme, el presidente de la Sociedad de Redactores me llamó para transmitirme la « extrema emoción » que, según él, reinaba en el seno de la Sociedad de Redactores por la publicación del libro. « ¿Lo has leído ? », le pregunté. « No, pero no importa -me contestó- es una cuestión de ética, de deontología. Un periodista del grupo ‘Le Monde’ no puede entrevistar a un dictador. » Le cité de memoria una lista de una docena de auténticos autócratas de Africa y de otros continentes a los que el diario había concedido complacientemente la palabra durante décadas. « No es lo mismo -me dijo- Precisamente te llamo por eso : los miembros de la Sociedad de Redactores quieren que vengas y nos des una explicación. » « ¿Me queréis hacer un juicio ? Un ‘proceso de Moscú’ ? Una « purga » por desviacionismo ideológico ? Pues vais a tener que asumir vuestra función de inquisidores y de policías políticos, y llevarme a la fuerza ante vuestro tribunal. » No se atrevieron.

No me puedo quejar ; no fui encarcelado, ni torturado, ni fusilado como le ocurrió a tantos periodistas e intelectuales bajo el nazismo, el estalinismo o el franquismo. Pero fuí represaliado simbólicamente. Igual que en « El País » o en « La Voz », me « desaparecieron » de las columnas del diario « Le Monde ». O sólo me citaban para lincharme.

Mi caso no es único. Conozco -en Francia, en España, en otros países europeos-, a muchos intelectuales y periodistas condenados al silencio, a la ‘invisibilidad’ y a la marginalidad por no pensar como el coro feroz de los medios dominantes, por rechazar el ‘dogmatismo anticastrista obligatorio’. Durante decenios, el propio Noam Chomsky, en Estados Unidos, país de la « caza de brujas », fue condenado al ostracismo por los grandes medios que le prohibieron el acceso a las columnas de los diarios más influyentes y a las antenas de las principales emisoras de radio y televisión.

Esto no ocurrió hace cincuenta años en una lejana dictadura polvorienta. Está pasando ahora, en nuestras ‘democracias mediáticas’. Yo lo sigo padeciendo en este momento. Por haber hecho simplemente mi trabajo de periodista, y haberle dado la palabra a Fidel Castro. ¿ No se le da acaso, en un juicio, la palabra al acusado ? ¿Por qué no se acepta la versión del dirigente cubano a quien los grandes medios dominantes juzgan y acusan en permanencia?

¿ Acaso la tolerancia no es la base misma de la democracia ? Voltaire definía la tolerancia de la manera siguiente : « No estoy en absoluto de acuerdo con lo que usted afirma, pero lucharía hasta la muerte para que tenga usted el derecho de expresarse. » La dictadura mediática, en la era de la post-verdad, ignora este elemental principio.

(http://www.rebelion.org/noticia.php?id=220151)

miércoles, 2 de noviembre de 2016

La carta de Irma Leites sobre la compra con Diyab en Tienda Inglesa

Texto De Irma Leites
¿Dónde estaban los celulares cuando murieron los 34 presos en las cárceles uruguayas este año?
¿Estallan las redes cuando matan los milicos en los barrios a los gurises y cuando se roban la plata para reconstruir Dolores? No me enteré.
¿Estallaron las redes para condenar al que lucra con la vida de jóvenes?
¿Donde están las imágenes de los cuatro jóvenes calcinados en el galpón de Camino del Andaluz? ¿Alguien sabe porque funcionaba sin autorización de bomberos y barrían la pólvora con escobas? ¿Alguien sabe porque el Ministerio de Trabajo e IMM no controlaron eso?
¿Dónde van los celulares cuando un tipo se mete con una joven y la hostiga?
¿Dónde están los celulares para seguir que hace el tipo que golpea a un discapatacitado?
¿Dónde van los celulares cuando matan a las mujeres?
¿Dónde van los celulares cuando en pleno temporal los cientos que viven en la calle son arrastrados por el viento y comen restos de la basura?
Ah, pero los zombis que pululan cazando pokemones a veces reaccionan. Las muletas de Jihad los despertaron y fuimos rodeados por algunos de ellos, otros se escondían tras las góndolas.
La hipocresía llega a límites inauditos, Jihad levantó la huelga que llevó adelante durante 68 días el 22 de octubre. Hoy sigue sufriendo las secuelas de Guantánamo las físicas y las sicológicas, las sociales y los calambres de una huelga prolongada. Pero la sensibilidad reaccionaria lo sigue condenado.
Espero que ante esta reacción social, tal vez algunas personas, dejen de creer entonces que “clandestinamente” Jihad cruzó todo Brasil sin que ningún celular, ninguna cámara de seguridad lo registrara. Porque seguro recuerdan que sostuvieron que era un peligro, que él era un terrorista suelto en Brasil en el marco de las Olimpiadas…
Las mentiras no tienen patas cortas cuando no se piensa.
¿Qué sea noticia salir de su casa a comprar para comer y porque nada impide que circule por el país y lo acechen los buitres para seguirlo despedazando, no es un injuria social inaceptable? Mi sentido gregario me dice que es un atropello a las más caras señales de solidaridad de este pueblo.
¿Después de la huelga de hambre tiene que seguir de huelga el “hombre libre”? ¿Creen que debe seguir la huelga? ¿No era que decían que era un suicida? ¿Ninguno que hizo huelga comió después? ¿Alguno de ustedes fue a preguntarle a Jihad que precisaba para recuperarse y poder seguir la búsqueda de un sitio por el mundo?
Las redes se parecen demasiado a las viejas que levantan la cortina y dicen:
-Mirá a la hora que vuelve la atorrante esa, anda a saber que estaba haciendo y con quien andaba así vestida…
La única libertad que hay es seguir las reglas si no lo haces te linchan
La falta grave fue: Rodeado de guardias de seguridad, compró verduras, fideos, condimentos, semillas y pescado para compartir. ¡Qué horror! colguémoslo en la picota pública. Me ando olvidando que a mí también me condenaron porque le ayudé, ya que como ustedes saben anda de muletas –por lo bien que lo trataron los yanquis.
Es decir, aparte de que es un blanco móvil, porque los yanquis dijeron que era terrorista tiene una discapacidad motriz y eso lo señala doblemente.
En la Tienda Inglesa uno de los que seguramente sacó su celular fue el señor Jorge Azar Gómez, ya que inició la campaña en su cuenta de internet. Ah y muchos pogres internautas sacan leña del palo ajeno. Siguen la corriente como peces inertes ya muertos.
Porque no hay vuelta: Si no se piensa críticamente se consume basura ideológica.
No importa tanto donde compres sino lo que compres y es el terreno de los principios que no está en venta, señores, aunque me sigan quemando en la hoguera. Porque a los muchos que levantan su flash o escriben “Me gusta” no se los ve en el sitio de la solidaridad, allí donde se escriben páginas anónimas de humanidad.
Me invito e invito a tener un poquito de memoria; con un poquito basta: Jorge Eduardo Azar Gómez, fue embajador de la dictadura cívico militar en las Naciones Unidas es el mismo que también injurió en Nueva York al “Toba” Gutiérrez Ruiz y a Zelmar Michelini y quien solicitó al secretario general de la ONU, Kurt Waldheim, la expulsión de Wilson Ferreira, Diego Achard, Julián Murguía, Fernando González, Juan Pedro Eyherachar y Juan Raúl Ferreira, como observadores de la Asamblea General en la década del ochenta. Este honorable heredero de la doctrina de la Seguridad Nacional clama por más represión y obvio su reducto lo tiene entre los militares.
¿Donde estaban cuando Jihad fue secuestrado, torturado en Guantánamo y exiliado?
Hoy no salimos a protestar porque el boleto se bancariza y saldrá más para los pobres que no tienen para cargar en una tarjeta. Pero sí condenamos a porque Jihad compró en sujeto a una tarjeta compro en Tienda Inglesa.
La sociedad más consumista de la región sale a hablar en contra de un exiliado por comprar en una gran superficie de venta. Bien correcto.
Propongo:
1- Invito a todos los que se sumaron a la campaña contra Jihad (y claro contra mí) al Boicot a Tienda Inglesa y a las grandes superficies explotadoras. Es decir a una Huelga de consumos.
2- Paralelo a este boicot tendríamos que cruzar por su apartamento y mirar alrededor haber si alguno de los casi 600 refugiados que hay en Uruguay vive en nuestro barrio por si precisan algo y compartir con ellos nuestro pan y sus angustias exiliadas.
3- A su vez pensemos en comer menos porquerías y armar quintas comunitarias y rechazar que nos roben a diario cuando compramos un morrón o un atado de espinacas. Expropiemos las tierras que hoy son propiedad de capitales extranjeros y de las 500 familias ricas en este territorio. Ocupemos las miles de vivienda vacías. Todo eso apoyado en que la Constitución “garantiza” el derecho a la vida, el alimento y la salud. No paguemos más para que nos empastillen y enchalequen.
4- Propongo que a la próxima movida de los trabajadores de los supermercados (en particular de Tienda Inglesa) vayamos todos los que alguna vez compramos allí a apoyar los justísimos reclamos de los trabajadores –que dicho sea de paso- ayer hablé con alguno de ellos para enterarme de las reivindicaciones y de cómo había estado la movida de paro del día anterior. Y según entendí no tuvieron mucho apoyo. Pero soy consciente, de que los que nos sacaron fotos y grabaron no se interesaron por esto y no hay registros hoy en la prensa. Porque estaban muy ocupados en las muletas de Jihad.
5- Para informarnos: Esta cadena de supermercadismo invierte también en el país en soja transgénica, maíz y el 90% del capital es de origen estadounidense perteneciente al grupo Albertsons y Safeway, que tienen más de dos mil locales en EEUU y resulta que son 4000 familias las que son afectadas por la explotación de esta cadena en Uruguay. Así que ¡arriba! a apoyar los reclamos a través de no comprar más y apoyar a las familias afectadas por estos pulpos capitalistas.
6- Sería más humano destruir las mentiras acercándonos, no dejando de que los yanquis nos digan quien es terrorista o no.
7- Preguntando, conociendo llegamos a la verdad. Dejando de discriminar porque de alguna manera si él no tuviera muletas y yo porte de cara nadie se hubiese enterado.
8- Como quiero seguir sin patrón y sin Estado y sin que me señalen que debo sentir, pensar y hacer seguiré siendo políticamente incorrecta.
9- La mejor estrategia para los que mandan es colonizando nuestro pensar, meterse en nuestras cabezas, es matar, es criminalizar, es estigmatizar y hacer que temamos ser solidarios. Que temamos reaccionar y acercarnos a conocer por nosotros mismos que hay detrás del antifaz.
Irma Leites.
Pd: Recuerdo las palabras de Maren y Marcelo Viñar en Fracturas de la Memoria: ¿Cómo se puede medir, no digo un mes de tortura, tan sólo una hora del plantón, el insulto, el puñetazo, la picana? ¿Cómo resarcir años de cárcel? ¿Cómo se saldan doce años de exilio? ¿Se puede recuperar un hijo muerto? No. No se trata de eso porque no hay proporción entre el delito cometido y cualquier forma de sanción que se promulgue ya que no nos va a devolver los muertos, la vida consumida en la cárcel, ni va a hacer desaparecer el miedo que padecimos. Hay un alogón, como decían los griegos, algo fuera de la proporción, de la lógica, de la palabra. La verdad y la justicia eran el acto simbólico de rescate de una memoria imprescindible para la vida de los pueblos y la cultura. Pero el trabajo de la memoria es implacable y si no se recupera simbólicamente reaparece como síntoma en lo individual y en lo colectivo”

viernes, 28 de octubre de 2016

¿Qué pasa realmente en Venezuela? Por Juan Manuel Karg

¿Qué pasa realmente en Venezuela?

Juan Manuel Karg(*)
Venezuela está en boca de todos los medios de comunicación del mundo desde hace algunos años. Si con Hugo Chávez el país caribeño ya era permanente noticia, tras su fallecimiento y con el recrudecimiento de los intentos (legales e ilegales) de apartar al chavismo de Miraflores, está todos los días en las primeras planas de los principales diarios internacionales, con informaciones tergiversadas y maniqueas en una proporción creciente. Venezuela se ha convertido, como lo era Cuba décadas atrás, en la nueva “mala palabra” en las RRII, con el objetivo de fondo de forzar un cambio tras más de tres lustros de chavismo en aquel país, que termine de consolidar a la derecha regional tras su llegada a los gobiernos de Argentina y Brasil (este último, vía golpe parlamentario).
Cuando la oposición a Maduro, nucleada en la heterogénea MUD, conquistó la Asamblea Nacional en diciembre pasado, prometió que en seis meses acabaría con el gobierno del PSUV. Esto en palabras del propio presidente de la AN, el veterano dirigente Henry Ramos Allup. En esos meses, además, se dio el momento más grave de la crisis económica que vive aquel país, con un descenso pronunciado de los precios internacionales del petróleo (variable que comienza a cambiar fruto del acuerdo entre los países OPEP) y dificultades crecientes en el abastecimiento de alimentos. El gobierno ideó una iniciativa que le permitió sortear parcialmente el escenario adverso, aún con notorias dificultades: los CLAP, Consejos Locales de Abastecimiento y Producción, que se constituyeron en un bypass -tal como hacía Chávez con las Misiones respecto al propio Estado- frente a la distribución privada de alimentos, donde aún hoy sigue brillando el acaparamiento.
Pasaron tres trimestres y la derecha, que tiene gran apoyo externo y al alineamiento de diversos medios de comunicación en lo interno, no logró conquistar Miraflores. ¿Qué factores inciden en que no haya podido? Diversos:
a) A diferencia de Brasil, la MUD no controla al poder judicial ni al vicepresidente del país. Tampoco a las FFAA. Una fórmula “a lo Temer” es impensada.
b) El chavismo permea como identidad de gran parte del pueblo venezolano, aún en condiciones adversas. Incluso con aquellos que pudieran estar “desilusionados” con el actual estado de cosas. La consultora opositora Datanálisis, en un reciente sondeo, muestra que al menos 5 de cada 10 venezolanos sigue reivindicando el legado de Chávez. Hinterlaces, por otro lado, muestra que hay una progresiva recuperación del oficialismo ante las nuevas iniciativas económicas.
c) La oposición sigue mostrando dos tendencias nítidas, en una similar situación a la vivida en 2014: un sector dialoguista y otro abiertamente rupturista, que exige “calentar la calle” nuevamente. Capriles, que pertenecía al primer bando dos años atrás, ahora parece abonar a una línea más confrontativa, parecida a la que comandó en 2013, tras el triunfo de Maduro. Esa puja, lejos de quedar enterrada tras la victoria de la MUD en diciembre, sigue sobre la mesa y se acrecentó. Unos culpan a otros de que Maduro siga en Miraflores, y viceversa. Los sectores más radicales, con Tintori y Machado a la cabeza, buscan una insurrección antichavista para la cual no parece haber condiciones objetivas a mediano plazo, tal como queda demostrado en el punto previo.
d) La progresiva suba en los precios internacionales del petróleo y una mejora en indicadores como el riesgo país parecen demostrar que es posible un rebote luego de meses de produndas complejidades. Sobre el primer planteo, la reciente gira de Maduro por países OPEP y no OPEP deja un piso de acuerdos que haría prever un crecimiento de expectativas de cara al año próximo.
En conclusión, con la navidad y las vacaciones cerca parece lejano un inminente “derrumbe institucional” como el que se plantea un sector de la MUD. El referendo también parece lejano, ya que la derecha debería juntar nuevamente el 1% de firmas en los 5 estados impugnados. Sin embargo la estrategia de “calentar la calle” buscará ser legitimada nuevamente, sobre todo desde el plano internacional: las condiciones regionales -sobre todo Argentina y Brasil, por sus respectivos nuevos gobiernos- son bien distintas a 2014, cuando las guarimbas buscaron derrocar a Maduro. Pero la MUD deberá tener bien claro algo: aún cuando cuente con un indisimulable apoyo externo, deberá primero construir condiciones de gobernabilidad a lo interno, algo impensado si al menos 5 de cada 10 venezolanos siguen reivindicando el legado de Hugo Chávez, tal como enunciaramos. A fin de cuentas, se puede intentar erosionar y deslegitimar a un gobierno a distancia, pero no se puede gobernar (y ser elegido previamente) solo con rimbombantes declaraciones de la OEA.


(*)Juan Manuel Karg es Politólogo UBA / Analista internacional
CABA - Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina

lunes, 24 de octubre de 2016

"El orden reina en Madrid" por Pablo Iglesias Turrión

El orden reina en Madrid

por Pablo Iglesias Turrión

(Original en http://blogs.publico.es/pablo-iglesias/1089/el-orden-reina-en-madrid/)

Costó pero lo consiguieron; un acuerdo entre PP, Ciudadanos y PSOE mantendrá a Rajoy en el gobierno el tiempo que sea necesario. Las oligarquías pueden dormir tranquilas. O quizá no tanto.

Los culatazos de la soldadesca mediática pro Gran Coalición nos han golpeado sin descanso desde que irrumpimos en el Parlamento europeo y, en estos últimos días, su rabia ha llegado a extremos desesperados con editoriales que, en el futuro, llamarán la atención de los historiadores. Los consejos editoriales de El País y El Mundo ya no rivalizaban tanto en la defensa de Rajoy, como en quien nos atacaba con más virulencia. Se terminó el reparto simbólico de posiciones también entre lo grandes periódicos. Una protesta estudiantil contra los padres de la patria es violencia, y fascismo, y ETA y, por supuesto, ha sido alentada por Podemos. Y que nadie se equivoque, los moros esos del CIE de Aluche tenían todos antecedentes “policiales” y que viva el Ministerio del Interior.

En estos días todo el mundo se ha quitado la careta y lejos de mostrar su fuerza han mostrado su pérdida de hegemonía. Hasta mi muy querido Torreblanca, a la sazón director de opinión de El País y colega de profesión, ha perdido su flema académica británica y me ha exigido que condene. Yo el terrorismo siempre lo he condenado, el de Estado también. Jordi Évole es de los pocos grandes creadores de opinión que se resiste a ser adicto al régimen y vacila sin piedad diciendo en Twitter que su programa sobre la eutanasia nada tiene que ver con lo que pasa en el PSOE. No es fácil asomar la cabeza en los tiempos que corren; algún día podremos contar lo que nos cuentan algunos amigos periodistas que trabajan donde trabajan. Si lo contáramos hoy perderían seguramente sus empleos. ¿Lo dudan? Pregunten a Nacho Escolar o a Fernando Berlín cual es precio de hablar de la vida panameña de Cebrián.

Y sin embargo el nuevo orden de Madrid ha dejado a los espartaquistas más vivos y más fuertes que nunca. Quien nos iba a decir hace unos años que amargaríamos la vejez de los padres fundadores del intelectual colectivo de la Transición. Evaristo Páramos, en una de sus letras memorables decía: “Cómo disfrutan esos viejos aunque no se les levante ya”. Perdonen la prosa cipotuda (ole tú Íñigo Lomana) pero creo que ya ni disfrutan.

La clave fundamental para entender lo que está ocurriendo la ha señalado Alberto Garzón: hay nostalgia de una izquierda de orden, dócil, temerosa de Dios, del régimen y de su propio pueblo, que pase por el aro y ponga las cosas fáciles. Una izquierda que condene a los estudiantes de la Autónoma, que no crea las denuncias de malos tratos de los muchachos que se amotinaron en Aluche (al fin y al cabo tenían antecedentes “policiales”), que no cuestione el Pacto de estabilidad, ni el sistema electoral, una izquierda que asuma su posición subalterna como debe ser. En las últimas semanas no paran de buscarla o de inventársela. Algunos de los interpelados a ser los moderados se sienten estúpidamente cómodos con la etiqueta y hasta ayer firmaban manifiestos favorables a gobiernos transversales estilo Il Gattopardo (que gobierne el PSOE con Ciudadanos y que nosotros les digamos que sí). Otros, más lúcidos, han acabado asumiendo la cruda realidad de que nos toca ser la alternativa y estar enfrente, entre otras cosas porque nuestra militancia nos quiere enfrente, no como cooperadores necesarios de operaciones gatopardianas.

Lo fundamental de esta nueva transición que estamos viviendo es precisamente que hay un nuevo sujeto político, heterogéneo y plurinacional, con más de 5 millones de votos a sus espaldas, que no pasa por el aro y que además tiene la osadía de no autoencajonarse en las instituciones.

Tengo curiosidad por conocer los adjetivos que nos dedicarán en la próxima y esperada sesión de investidura. Últimamente somos el objetivo predilecto de los intervinientes de los tres partidos del orden. Y es que no somos la oposición porque lo digamos nosotros, sino porque ahí nos ponen ellos cada día ¿De quién habló hoy Elena Valenciano? ¿A quienes tenían que sacar de cualquier gobierno los clockwork orange boys de Villacís? ¿Quién es el “enemigo populista”? ¿Quién está “fuera del sistema”? Somos la oposición porque allí nos han llevado y la asumiremos con orgullo. Pero les aseguro que nosotros preferimos gobernar y nos seguiremos preparando para ello. Tengan por seguro que tarde o temprano ocurrirá.

¿El orden reina en Madrid? Hoy cayeron todas las caretas y como dijo aquella mujer genial hace casi cien años “¡esbirros estúpidos! Vuestro orden está edificado sobre arena”.

martes, 4 de octubre de 2016

Rebeldes islamistas asesinan a niño de 13 años “por insultar a Dios”

Unos testigos han logrado publicar material de unos combatientes leales a Jund al-Aqsa (filial siria de al-Qaeda) matando a un niño sirio de 13 años, en una ejecución sumaria. El niño, cuyo nombre es desconocido para Al-Masdar Noticias, fue acusado de blasfemia por el grupo yihadista.

El niño es ejecutado junto con un hombre adulto desconocido; Por otra parte, el video también muestra a varios niños soldados de Jund al-Aqsa, que llevaron a cabo las ejecuciones.

El material está disponible abajo - contiene imágenes que pueden herir la sensibilidad del espectador:
(Nota: Imágenes fuertes.Si se desea, ver en el enlace original en https://www.almasdarnews.com/article/rebeldes-islamistas-asesinan-nino-de-13-anos-por-insultar-dios-video18/)

Hace unos meses, una controversia similar tuvo lugar en el campo de refugiados de Handarat, en Alepo, donde un niño palestino fue decapitado por Harakat Nour al-Din al-Zenki, otro grupo islamista.

martes, 2 de agosto de 2016

Vicenç Navarro: Marx llevaba bastante razón

Marx llevaba bastante razón

Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía. Universidad de Barcelona

Como consecuencia del enorme dominio que las fuerzas conservadoras tienen en los mayores medios de difusión y comunicación, incluso académicos, en España (incluyendo Catalunya), el grado de desconocimiento de las distintas teorías económicas derivadas de los escritos de Karl Marx en estos medios es abrumador. Por ejemplo, si alguien sugiere que para salir de la Gran Recesión se necesita estimular la demanda, inmediatamente le ponen a uno la etiqueta de ser un keynesiano, neo-keynesiano o “lo que fuera” keynesiano. En realidad, tal medida pertenece no tanto a Keynes, sino a las teorías de Kalecki, el gran pensador polaco, claramente enraizado en la tradición marxista, que, según el economista keynesiano más conocido hoy en el mundo, Paul Krugman, es el pensador que ha analizado y predicho mejor el capitalismo, y cuyos trabajos sirven mejor para entender no solo la Gran Depresión, sino también la Gran Recesión. En realidad, según Joan Robinson, profesora de Economía en la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, y discípula predilecta de Keynes, este conocía y, según Robinson, fue influenciado en gran medida por los trabajos de Kalecki.

Ahora bien, como Keynes es más tolerado que Marx en el mundo académico universitario, a muchos académicos les asusta estar o ser percibidos como marxistas y prefieren camuflarse bajo el término de keynesianos. El camuflaje es una forma de lucha por la supervivencia en ambientes tan profundamente derechistas, como ocurre en España, incluyendo Catalunya, donde cuarenta años de dictadura fascista y otros tantos de democracia supervisada por los poderes fácticos de siempre han dejado su marca. Al lector que se crea que exagero le invito a la siguiente reflexión. Suponga que yo, en una entrevista televisiva (que es más que improbable que ocurra en los medios altamente controlados que nos rodean), dijera que “la lucha de clases, con la victoria de la clase capitalista sobre la clase trabajadora, es esencial para entender la situación social y económica en España y en Catalunya”; es más que probable que el entrevistador y el oyente me mirasen con cara de incredulidad, pensando que lo que estaría diciendo sería tan anticuado que sería penoso que yo todavía estuviera diciendo tales sandeces. Ahora bien, en el lenguaje del establishment español (incluyendo el catalán) se suele confundir antiguo con anticuado, sin darse cuenta de que una idea o un principio pueden ser muy antiguos, pero no necesariamente anticuados. La ley de la gravedad es muy, pero que muy antigua, y sin embargo, no es anticuada. Si no se lo cree, salte de un cuarto piso y lo verá.

La lucha de clases existe

Pues bien, la existencia de clases es un principio muy antiguo en todas las tradiciones analíticas sociológicas. Repito, en todas. Y lo mismo en cuanto al conflicto de clases. Todos, repito, todos los mayores pensadores que han analizado la estructura social de nuestras sociedades –desde Weber a Marx- hablan de lucha de clases. La única diferencia entre Weber y Marx es que, mientras que en Weber el conflicto entre clases es coyuntural, en Marx, en cambio, es estructural, y es intrínseco a la existencia del capitalismo. En otras palabras, mientras Weber habla de dominio de una clase por la otra, Marx habla de explotación. Un agente (sea una clase, una raza, un género o una nación) explota a otro cuando vive mejor a costa de que el otro viva peor. Es todo un reto negar que haya enormes explotaciones en las sociedades en las que vivimos. Pero decir que hay lucha de clases no quiere decir que uno sea o deje de ser marxista. Todas las tradiciones sociológicas sostienen su existencia.

 Las teorías de Kalecki

Kalecki es el que indicó que, como señaló Marx, la propia dinámica del conflicto Capital-Trabajo lleva a la situación que creó la Gran Depresión, pues la victoria del capital lleva a una reducción de las rentas del trabajo que crea graves problemas de demanda. No soy muy favorable a la cultura talmúdica de recurrir a citas de los grandes textos, pero me veo en la necesidad de hacerlo en esta ocasión. Marx escribió en El Capital lo siguiente: “Los trabajadores son importantes para los mercados como compradores de bienes y servicios. Ahora bien, la dinámica del capitalismo lleva a que los salarios –el precio de un trabajo- bajen cada vez más, motivo por el que se crea un problema de falta de demanda de aquellos bienes y servicios producidos por el sistema capitalista, con lo cual hay un problema, no solo en la producción, sino en la realización de los bienes y servicios. Y este es el problema fundamental en la dinámica capitalista que lleva a un empobrecimiento de la población, que obstaculiza a la vez la realización de la producción y su realización”. Más claro, el agua. Esto no es Keynes, es Karl Marx. De ahí la necesidad de trascender el capitalismo estableciendo una dinámica opuesta en la que la producción respondiera a una lógica distinta, en realidad, opuesta, encaminada a satisfacer las necesidades de la población, determinadas no por el mercado y por la acumulación del capital, sino por la voluntad política de los trabajadores.

De ahí se derivan varios principios. Uno de ellos, revertir las políticas derivadas del domino del capital (tema sobre el cual Keynes no habla nada), aumentando los salarios, en lugar de reducirlos, a fin de crear un aumento de la demanda (de lo cual Keynes sí que habla) a través del aumento de las rentas del trabajo, vía crecimiento de los salarios o del gasto público social, que incluye el Estado del bienestar y la protección social que Kalecki define como el salario social.

Mirando los datos se ve claramente que hoy las políticas neoliberales realizadas para el beneficio del capital han sido responsables de que desde los años ochenta las rentas del capital hayan aumentado a costa de disminuir las rentas del trabajo (ver mi artículo “Capital-Trabajo: el origen de la crisis actual” en Le Monde Diplomatique, julio 2013), lo cual ha creado un grave problema de demanda, que tardó en expresarse en forma de crisis debido al enorme endeudamiento de la clase trabajadora y otros componentes de las clases populares (y de las pequeñas y medianas empresas). Tal endeudamiento creó la gran expansión del capital financiero (la banca), la cual invirtió en actividades especulativas, pues sus inversiones financieras en las áreas de la economía productiva (donde se producen los bienes y servicios de consumo) eran de baja rentabilidad precisamente como consecuencia de la escasa demanda. Las inversiones especulativas crearon las burbujas que, al estallar, crearon la crisis actual conocida como la Gran Depresión. Esta es la evidencia de lo que ha estado ocurriendo (ver mi libro Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante, Anagrama, 2015)

De ahí que la salida de la Gran Crisis (en la que todavía estamos inmersos) pase por una reversión de tales políticas, empoderando a las rentas del trabajo a costa de las rentas del capital. Esta es la gran contribución de Kalecki, que muestra no solo lo que está pasando, sino por dónde deberían orientar las fuerzas progresistas sus propuestas de salida de esta crisis, y que requieren un gran cambio en las relaciones de fuerza Capital-Trabajo en cada país. El hecho de que no se hable mucho de ello responde a que las fuerzas conservadoras dominan el mundo del pensamiento económico y no permiten la exposición de visiones alternativas. Y así estamos, yendo de mal en peor. Las cifras económicas últimas son las peores que hemos visto últimamente.

(http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2016/08/01/marx-llevaba-bastante-razon/)

DESENCHÚFATE!!

<b>DESENCHÚFATE!!</b>
(Fotografía:El mejillón suicida)